La salita de Moy

¿Cuánto me llevo hoy para la feria?

Que la Feria está hecha para todo el mundo no se lo cree ni el apuntador...

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai

Que la Feria está hecha para todo el mundo no se lo cree ni el apuntador... Vente, pasa hoy por mi salita que aquí el único portero que tengo en la puerta es el electrónico y no te pregunta si conoces a algún socio antes de perdonarte la vida. Pero si nos vamos a la Feria hoy “convías” tú, que está la cosa fatal.
Pues eso, que todos los años erre que erre con el mismo discurso: “Qué venga todo el que lo desee, que nuestra Feria tiene las puertas abiertas”. Ja, ja, ja. Algún día dejaremos de engañarle a esos pobrecitos japoneses, que incluso algunas se visten de flamenca y hacen el intento de bailar, ¿no? Que sí, que hay alguna caseta pública, faltaría más... Pero cuando el elitismo sevillano brilla con luz propia en la semana de los egos realmente nos convertimos en seres insoportables. Con cariño.

Es que de verdad que hay porteros que te perdonan la vida si te acercas a la puerta de esa caseta en la que con un poco de suerte conoces al compadre del primo segundo del antiguo jefe de tu padre... No se extrañen si alguna vez ven a algún feriante abrazar a un portero después de sentir que ha recibido clemencia.

¿Por dónde íbamos? Ah sí, que ésta es la Feria que en su sincera acogida predica con el ejemplo. Por supuesto que sí, sólo tienes que llevar a tu cuñado que viene de Cuenca a darle un paseíto por Joselito el Gallo y sin problemas, que él elija la caseta en la que entrar. Ah, y una vez dentro, tras recibir con fervor la mirada de fraternidad de toda una familia que entre ellos cuchichean: “¿Quiénes son éstos? ¿Le decimos al portero que no los conocemos?” (Supongo que querrán saber mi nombre para saludarme y darnos a mi cuñado y a mi la más calurosa bienvenida) acércate a la barra y pide una jarra de rebujito, una tortilla de medio huevo, un plato de ocho pimientos fritos hechos sobre el aceite de las croquetas y dos montados de lomos cubierto con pan francés “d’antiè”. Serán como unos 45 euros, pero no te preocupes que los picos son gratis. Después de comer lo llevas a que se baile unas sevillanas, le invitas a un par de copas y cuando vayas de vuelta lo montas en el latigo y pasas por las tómbolas. Al final se te habrán ido como unos 150 euros, pero y lo feliz que se vuelve tu cuñado a Cuenca... Eso no tiene precio.

Aunque me da a mi que el problema va a estar en ver cómo convencemos al portero de que tú conoces al compadre del primo segundo del antiguo jefe de tu padre. Y si lo lograras y al final entras, no te preocupes, que el resto es coser y cantar... Te vas a sentir como en casa.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN