Curioso Empedernido

Mirando al cielo

Terminaremos esta Semana, que para algunos será de pasión y sufrimiento, no por una cuestión religiosa, sino por sus carencias de los derechos más básicos y nos meteremos de lleno en la campaña para las Elecciones Europeas

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En estos días del mes de abril; en el que el refranero popular nos dice que “aguas mil y todas caben en un barril”, cuando la primavera ya nos ha enseñado su rostro , en ocasiones apacible y otras tormentoso , y abrimos el calendario a una de esas fechas que junto al verano y las fiestas de Navidad , más gente se mueve para tomarse unos días y descansar en casa o si la crisis, que no acaba de decirnos adiós, nos lo permite, escapar unas jornadas de la cotidianidad; todos miramos al cielo.

Las cifras cantan y nos apabullan, tal vez porque tenemos ese vicio oculto de llenarlo todo de estadísticas, nos gusta presumir de números y gráficas y perdernos en el océano de lo impersonal arrastrados por eso de que los datos nos presentan una fotografía de una realidad inexistente, mientras nosotros individualmente vivimos nuestros propios dramas y alegrías  que se pueden tocar y sentir.

Cuando nos encontramos  en el ecuador de la Semana Santa, nos repiten una y otra vez, que serán mucho los desplazamientos, y que debemos extremar nuestra prudencia en la conducción, y a lo largo y ancho de estos días se esperan 12,5 millones, que a pesar de ser la previsión más baja desde 2005, no deja de ser una cantidad considerable. Y todos seguimos dirigiendo nuestra mirada hacia arriba, no vaya a ser que se nos estropeen los días que nos quedan por delante.

Nos pasamos esta semana mirando al cielo, cofrades y no cofrades, turistas y hosteleros, y resulta gratificante oír que las expectativas para uno de los sectores más importantes de nuestra economía son positivas, que todo vaticina una mayor ocupación hotelera, lo que supondrá más contratación y más empleo.    

Además si los precios de la gasolina y el gasóleo se han situado en los días previos al inicio de esta semana en unos niveles de algo menos de un 3% respecto al año anterior, pues mejor que mejor, puesto que aunque sea poquito, nuestros castigados bolsillos lo notarán y agradecerán

Y lanzaremos nuestra vista al cielo para ver si está limpio y azul o repleto de nubarrones amenazantes de que nos caiga “la grande”, y  lo contemplaremos, en los lugares donde nos deje la contaminación lumínica, repleto de estrellas o se nos irá la pinza y nos quedaremos absortos y embobados, imaginando otros mundos o tal vez la nada, como si estuviéramos pensando en esos mamíferos tan pequeños y parecidos a nuestros familiares ratones, como son las musarañas.

Tal vez por eso, los programas  más oídos y vistos en estos días son aquellos en que las mujeres y hombres del tiempo nos ofrecen las previsiones meteorológicas, queriendo adivinar o saber si todo estará a nuestro favor o se irán al traste nuestros planes, si lloverá o no, si hemos de coger el paraguas o podremos colocarnos el bañador y embadurnarnos con la crema protectora.

Quizás lo más sensato y lo más pragmático, lejos de perder nuestra vista en el firmamento, de repetir una y otra vez “qué tiempo hará mañana”, sea fijar nuestros ojos en el suelo, vayamos a pie o en nuestro coche, ya que con la escasez de recursos, las aceras y calles están llenos de hermosos boquetes y agujeros y en nuestras carreteras, uno de cada tres kilómetros tiene baches y el 82% carece de una iluminación adecuada.

Terminaremos esta Semana, que para algunos será de pasión y sufrimiento, no por una cuestión religiosa, sino por sus carencias de los derechos más básicos y nos meteremos de lleno en la campaña para las Elecciones Europeas, con el ánimo de que las cosas nos vayan mejor y podamos mirar al cielo de la esperanza.

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