T iene la campaña electoral el déficit histórico, al menos en esta ciudad, de las promesas y de los proyectos que como setas nacen antes de una cita con las urnas. Sin embargo, no está de más apoyar y alentar a aquellas iniciativas que objetivamente sea posible realizar por la administración y que signifiquen un claro beneficio para la ciudad, así como, después, fiscalizar y denunciar de forma implacable su abandono o incumplimiento. Es este el caso de todas y cada una de las propuestas que se gestan estos días en torno al casco histórico de la ciudad, como es el caso de los ‘jardines secretos’ propuestos por el concejal de Urbanismo para acabar con los sempiternos solares abandonados de la zona. Por tanto, una vez concedido el beneficio de la duda, comprobado que no se trata de vender humo, que se están haciendo los deberes, sin olvidar los años perdidos, en este caso concreto cuatro, pero décadas enteras si hablamos del casco histórico, será necesario fiscalizar y exigir su cumplimiento, algo que corresponde a toda la sociedad jienense y a los medios de comunicación como altavoces del devenir de la política municipal. Sin embargo, seguimos defendiendo que el casco antiguo, además de actividades y acciones concretas urgentes en su patrimonio y sobre todo en la limpieza, precisa una planificación, una estrategia, que nazca, además, del consenso entre todas las partes.
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