El nivel de una Democracia se mide por la proporción de transparencia que las administraciones y las instituciones ofrecen al ciudadano. Sobre todo, resulta fundamental que no haya opacidad en el manejo del dinero público, así como en todo lo que rodea a los representantes políticos. Mostrar ahora en una página web habilitada a tal efecto (que el Gobierno ha tardado un año en poner en marcha desde que anunció) es así una buena iniciativa, un avance positivo en Democracia, aunque se siguen echando de menos, según han puesto de manifiesto ya algunos analistas, ciertos datos correspondientes a altos cargos. Decimos, es positivo, pero hay que tener en cuenta, que no es un acto como para colgarse medalla, porque es simplemente, cumplir con la obligación de dejarse fiscalizar por el ciudadano, que es el que paga los servicios, el funcionamiento de las instituciones, los sueldos de los políticos. Ahora, las cartas se ponen sobre la mesa global de Internet, pero que quede claro que no es un logro o mérito ni del PP, ni de los políticos, ni de las administraciones, es una porción más de Democracia que los ciudadanos han arrancado a sus gobernantes , un deber que debería estar ahí hace mucho tiempo, una necesidad y un también, cumplir con los mandatos de la Unión Europea, que apuesta entre sus principios rectores por la calidad y la transparencia. Porque la oscuridad, siempre esconde algo.
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