Lo dice el Banco de España. La cantidad de euros que son irrecuperables para el contribuyente español asciende a la cantidad de 40.078 millones de euros. Menos mal que la cifra no es definitiva. Puede ser peor o mejor pero rondará esa cifra. El baile comenzó en 2009 con la Caja Castilla-La Mancha que fue la que abrió esta costosa danza. Continuaron Cajasur, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Banco de Valencia y Caja Madrid –ahora Bankia-. Finalizó con CaixaCatalunya, NovaCaixaGalicia y Unnim (una fusión de pequeñas cajas catalanas). El premio final fue la creación del FROB (Fondo de reestructuración Ordenada Bancaria) y la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) que hacen todos los trámites multimillonarios para hacer frente al desaguisado de la crisis, que en España fue originada principalmente por la llamada “crisis del ladrillo”. La crisis se ha llevado por delante el sistema financiero español. La reestructuración ha costado 62.295 millones de euros desde 2009 hasta el cierre de 2016. El Banco de España se mantiene cauto pero hay unanimidad en que no habrá sorpresas positivas.
Resulta hoy vergonzoso volver a escuchar las declaraciones de Guindos, Rajoy y Soraya declarando que el rescate no iba a costar un euro a los contribuyentes. Rajoy fue expeditivo asegurando que era "un crédito a la banca que va a pagar la propia banca". Soraya Sáez de Santamaría que el objetivo de la reestructuración del sistema financiero era que no le costase "un euro al contribuyente". Guindos, que llevó el peso de la operación, dijo mil veces que se trataba sencillamente de una "disponibilidad de recursos que tenía que ser reembolsable". La verdad va por otro sitio bien diferente ya que el Banco de España da por perdido el 75% de las ayudas públicas para salvar las cajas. La nueva estimación oficial es que sólo uno de cuatro euros del rescate público va a volver a las arcas del Estado, que es quien debe responder al préstamo de la Unión Europea. No pierde la banca, pierden los contribuyentes.
Cuando sabemos que sólo volverán a las arcas públicas 14.000 de los más de 53.000 millones prestados al sistema bancario español puede decirse que, en positivo, se ha salvado el prestigio de la banca española pero, en negativo lo que es evidente y palmario es que siempre pagan los mismos, los ciudadanos libres e ¿iguales? Se sospecha que no.
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