El Loco de la salina

Ya está bien, por favor

Al ver todos estos datos, a mí personalmente se me cae la cara de vergüenza.

Ya sé que escribir del edificio del Ayuntamiento y de la Plaza del Rey es perder el tiempo. Pero no saben ustedes cuánto nos gusta a nosotros perder el tiempo y volvernos locos para volver a encontrarlo. Pero ya está bien de ver pasar los meses y los años sin que aquí no se mueva un simple dedo. Si lo piensa un poco, se dará cuenta de que en La Isla lo provisional se convierte automáticamente en definitivo sin dejar nunca de ser provisional.

Comencemos por arriba del edificio. Los dos ángeles, que tantas veces lucieron una espada y una trompeta y que estaban acompañando al escudo de la ciudad, se han debido pelear. Esto se lo cuento yo, porque, aunque nadie los puede ver hace ya mucho tiempo, sin embargo entre las hierbas de la puerta principal se han encontrado restos de la espada y algunos trozos de la trompeta. Seguimos bajando. El reloj. Ya saben. Las dos y cuarto pasadas desde tiempo inmemorial. Al fin y al cabo el reloj no es más que un espejo de la forma de ser de los cañaíllas, es decir, pasivos, estáticos, sin prisas…

Pero la vista se nos va directamente a una de las ventanas laterales. Aparece ondeando al viento un trozo de cortina blanca; yo calculo que alguien se está rindiendo. Las palomas, ratas voladoras, no conformes con cagarse infinitas veces encima de Varela y de poner perdida toda la Plaza, han partido el cristal de una ventana y se han adueñado del interior de la Casa Consistorial. No me quiero ni imaginar cómo estará aquello por dentro, si ya por fuera es una calamidad. Volvemos a fijar la mirada en el centro. Aparece un Corazón de Jesús impuesto por la dictadura, como el caballo y su jinete, aunque para ello hubieran tenido que partir la cornisa central y cargarse de camino el respeto a cualquier creencia religiosa. Edificante y conmovedor.

Ya más abajo seis leones te miran con cara cada vez más aburrida. Uno de ellos carga con una lagartija, emulando a la rana sobre la calavera de la Universidad de Salamanca, que trae la suerte a quien la encuentre. Aquí puede que el que la encuentre tenga más mala suerte y se le caiga encima algún pedazo del Ayuntamiento. Después, a los pies del calamitoso edificio crecen los jaramagos, los hierbajos, las latas de refresco…Una ruina. Y, si contemplas la Plaza del Rey, verás, por resumir, que entre palomas, mierda, basura, bancos llenos de cagadas, suelo empercochado…juegan los niños. Una maquinita con un ruido infernal intenta limpiar las vías para que el futuro tranvía discurra sin problemas, cuando discurra, que es mucho discurrir. Por lo visto la maquinita no tiene otra hora mejor, más que cuando la calle Real está llena de gente. En fin, qué les voy a contar que ustedes no sepan y sufran.

Solamente decir varios datos ilustrativos: Que el 10 de julio de 2007 el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía declaró Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, al Ayuntamiento de San Fernando. Que es uno de los edificios más representativos del período neoclásico. Que es el mayor edificio consistorial de toda Andalucía. Que es el tercero más grande de toda España. 

Al ver todos estos datos, a mí personalmente se me cae la cara de vergüenza. Tenemos un Bien de Interés Cultural, un pedazo de Monumento, pero, como no hay el más mínimo interés por la cultura, no nos sirve de nada tanto título y pompa. Y, cuando alguien dice que no hay dinero, los locos pensamos que es imposible que lo haya con tanto como se roba. A ver si se le mete mano ya de una santa vez, se arregla en condiciones, se pinta, recuperamos los cañaíllas el orgullo por poseer tan gran Monumento y los niños, mientras juegan, toman el ejemplo de sus mayores que fueron capaces de conservar esa verdadera joya. Que ya está bien, por favor.

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