El Dedo

El empecinado

Me equivoqué como la paloma de Alberti. Repetí hasta cuatro veces en artículos anteriores que finalmente se formaría un gobierno con los partidos constitucional

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Me equivoqué como la paloma de Alberti. Repetí hasta cuatro veces en artículos anteriores que finalmente se formaría un gobierno con los partidos constitucionalistas.

Craso error, y todo ello por no ver la pertinacia, la obstinación, la terquedad y el empecinamiento del socialista que parece más un vecino de Castrillo de Duero, conocidos con el apodo de ‘empecinados’, y sigue en sus trece advirtiendo a propios y extraños que no pactará nunca con el Partido Popular argumentando la corrupción existente dentro de sus filas.

Hace falta ser un gran cínico, reflejado en su rostro descompuesto, y no reconocer lo que lleva dentro de su mochila donde solamente en Andalucía se multiplica por diez, respecto al PP, el número de acusados y la cantidad defraudada o robada, como ustedes prefieran.

Pedro “El Terco” debería abandonar la casilla en la que se ha instalado antes de que el partido de la ficha morada se lo coma y cuente veinte más.

No se puede votar nuevamente al rival político, es una gran equivocación muy aplaudida por “el coleta”, sabedor de que “El Terco” va a verse obligado otra vez a sufrir la humillación por la que últimamente ha pasado.

El obstinado no puede ir mendigando de puerta en puerta sabiendo que las tiene cerradas y, por tanto, lo que debe hacer es dar paso a esa gran coalición que la mayoría de los españoles estamos esperando.
Bájese del burro señor Sánchez, antes de que lo tiren.

La torpeza y el sectarismo no son recomendables al mismo tiempo y usted, señor Sánchez, parece que los lleva como bandera, pretendiendo representar a la mayoría del socialismo a pesar de haber llevado a su partido al peor resultado de su historia, demostrando que la gran mayoría de los votantes socialistas no le siguieron.

Y hoy por hoy es cuestionado por la mayor parte de los varones.

Así pues, cambie de actitud y no espere a que le digan “váyase, señor Sánchez” pero esta vez desde sus propias filas.

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