D e las diferentes definiciones de panacea, la que más me llama la atención es “remedio o solución general para cualquier mal”.
Viene esto a cuento de la inauguración del curso cofrade 2016-2017 en la iglesia de la Pastora y a las palabras del párroco y oficiante, Luis Palomino Millán, que destacó la importancia de las hermandades en San Fernando y cómo se vive la fe en la ciudad.
Me recordó a aquellas palabras del Padre Salvador Rivera Sánchez, cuando era arcipreste, que podía presumir que San Fernando es una ciudad de una importante práctica religiosa en la misa dominical.
Y lo mejor de todo, es que San Fernando sigue siendo estandarte de la asistencia a misa. Las cofradías y la Iglesia constituyen la panacea buscada por el público, aunque algunos confundan el sentido cristiano de un culto externo con el de un pasacalles o cabalgata.
Pero viene también esto a alertar de que parroquias con sacerdotes que poco dicen se ven con personas mayores y otras con jóvenes. Mayores para eucaristías largas, y mayores y jóvenes para eucaristías menos largas.
Las homilías aburridas y la prolongación excesiva, son unos de los motivos principales por los que muchas personas dejan de participar en la misa dominical. De eso saben las cofradías, que han visto como feligreses evitan una función principal de una hora.
El libro del Eclesiástico aconseja: “Resume tu discurso. Di mucho en pocas palabras” (Eclo, 32, 8). Y esa es la línea que hacen algunos párrocos con iglesias llenas y otros no.
Ese es el motivo por el que los jóvenes se van de las iglesias, aunque ya de mayores busquen en la fe esa luz que los ilumine y acompañe.
San Fernando es una ciudad que practica la fe. Pero homilías aburridas hacen que muchos decidan optar por algo diferente. Y eso es futuro.
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