Mucho ha cambiado la vida deportiva de Vicente Iborra desde hace un año hacia acá. O poco, según como se mire. Lo cierto es que el pasado invierno el ex del Levante no descartaba una salida tras verse relegado permanentemente al banquillo y sin sumar minutos. Pero su espíritu combativo le llevó del pozo a la cima, hasta convertirse en una pieza indiscutible en el Sevilla campeón de la cuarta Europa League.
Un mediocentro que cuando está metido en la película ofrece raza, oficio y mucha casta, tal y como demostró hace diez días frente al FC Barcelona convirtiéndose en un jugador clave para que el Sevilla se alzara con la victoria. Un futbolista de los que hacen falta domingo a domingo sobre el terreno de juego porque es capaz de propiciarte ese otro fútbol de guerrillas y por supuesto de altura a balón parado. Eso bien lo sabe Emery, el mismo que cuando hace ahora un año éste buscaba otro destino lo ató en corto para meterlo de lleno en la dinámica del equipo.
Es curioso que ahora, casi doce meses después, Iborra haya pasado por momentos similares puesto que no termina por ser un hombre fijo en los onces titulares del vasco. Aún así parece que el valenciano vuelve a estar en la cresta de la ola tras sus dos últimas participaciones. Primero en la victoria del Rayo, que aún si realizar un gran desplegue futbolístico mantuvo a raya a los de Jémez, hasta tal punto que cuando Emery lo sacó del campo el equipo se descompuso. Y contra el Barça ya lo vimos todos. Regresó quizás a la posición donde más y mejor se desenvuelve, de enganche con el punta, y lidió con los centrales en cada una de las jugadas de ataque. Así y con todo, este sábado en Eibar apunta a la titularidad junto a Gameiro. Ahora está por ver si le da regularidad a sus actuaciones y, sobre todo, si Emery le da continuidad.
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