Andalucía

Susana Díaz, atrapada entre Cs y Ferraz en la moción del 1-O

La presidenta debe optar entre acatar la orden de Pedro Sánchez de no enfangarse en la proposición de Ciudadanos sobre Cataluña o desoírle y agradar a su socio

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  • Díaz y Blanco, este martes en Lisboa -

Obedecer a Ferraz y desmarcarse de la proposición no de ley de Ciudadanos, el partido que debe aprobarle el Presupuesto de 2018, o formar bloque con la formación naranja siendo fiel a su discurso de las últimas semanas pero con el riesgo de abrir otra brecha con Pedro Sánchez. Susana Díaz, y por extensión el Grupo Socialista en el Parlamento andaluz, tiene que salir este mismo miércoles de ese laberinto y decidir cuál será el sentido de su voto en el Parlamento autonómico cuando este jueves la formación de Juan Marín pida apoyo a toda la Cámara para respaldar al Gobierno central en su ofensiva legal contra el secesionismo catalán.

No habría debate alguno si no fuera porque con apenas una semana de diferencia la política andaluza y la nacional han cortocircuitado.Hace días fue el Congreso de los Diputados el que debatió la misma moción de Cs y el PSOE votó en contra alegando que Albert Rivera había ninguneado sus enmiendas y también el grupo de trabajo impulsado por los socialistas para intentar encontrar soluciones dialogadas a la crisis. Aquella tarde, curiosamente, cuatro diputados andaluces optaron por la abstención. Se sospecha que porque a esa misma hora Cs y PSOE ultimaban el pacto para dar luz verde a los Presupuestos andaluces y no era cuestión de que toda se fuera a pique en Sevilla. Los diputados, entre ellos Antonio Pradas, una de las manos derechas de Díaz, alegaron que votaron así “por error”.

La guinda la puso el lunes una orden interna de Ferraz que advierte a todas sus federaciones territoriales de que no pueden votar de la mano de Cs porque eso dejaría en mal lugar al Grupo Socialista en el Congreso y delataría falta de unidad. Susana Díaz, que ha cerrado filas durante toda la crisis catalana con el Gobierno central, necesita hacer un juego de funambulismo: respetar a su secretario general sin molestar a Cs, su socio privilegiado. Ayer su portavoz, Juan Carlos Blanco, animó a “no mezclar lo orgánico con lo institucional” pero sin anticipar cómo hacerlo. "Hay que subrayar dónde está lo importante; una cuestión son los problemas orgánicos y otra el problema institucional y de desafío que nos obliga a todos a estar unidos en la defensa del Estado de Derecho, de la democracia, del cumplimiento de la legalidad y de la posición de la Justicia al respecto", subrayó.

Silencio en Lisboa

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, se negó al llegar a Lisboa, donde emprendió este martes una visita en busca de inversores extranjeros, cuál será la posición final que adopte el PSOE y se limitó a incidir en que su Gobierno y los socialistas andaluces están en la "defensa del Estado de Derecho" y de la Constitución. En declaraciones a los periodistas antes de entrevistarse con el primer ministro de Portugal, António Costa, se limitó a añadir que el Grupo Parlamentario Socialista "informará y se tendrán todos los detalles de manera puntual". En cualquier caso, 

Tal es el secretismo que Díaz se negó a valorar la circular interna de la Ejecutiva Federal del PSOE en la que se pide a las federaciones regionales que se abstengan de respaldar iniciativas de otros partidos en las instituciones sobre la situación en Cataluña. De momento, en puertas del 1 de Octubre, el PSOE andaluz opta por la prudencia y se niega a abrir nuevas vías de enfrentamiento con su secretario general en Madrid. Se ha encajado el golpe pero se opta por taponar la herida de la mejor manera posible.

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