Pues siento mucho que tenga que sacar a relucir una de las pocas situaciones en las que me considero un pragmático de libro, pero lo ocurrido no da para otra cosa. Y eso que le tengo un cierto aprecio a Marta Bricco, de la misma forma que tengo propensión a apreciar a todo el que se ve arrinconado por alguien más fuerte por eso de haber nacido para defensor de causas perdidas.
Conozco lo suficiente y de primera mano lo que ha venido ocurriendo en el PSOE de San Fernando desde que perdieron las elecciones de 2011 y Fernando López Gil dijo eso de que ya que no podía gobernar, con poca ilusión iba a estar cuatro años viéndole la cara a Loaiza en los Plenos y en pocos sitios más.
Sé, porque ha ocurrido y porque es propio de la condición humana, que vencedores y perdedores difícilmente hacen causa común tras la batalla, salvo raras ocasiones en las que intervienen otros factores, y que esa falta de voluntad para limpiarse las heridas mutuamente no siempre es por culpa de los vencedores ni siempre por culpa de los vencidos. Va en la forma de ser de cada uno y en cuál fuera la calidad del cuerpo a cuerpor durante las hostilidades.
Comprendo las razones que esgrime Marta Bricco para tomar la decisión que ha tomado,pero no dejo de comprender las palabras de Araceli Maese, sin entrar en ningún momento a mezclar lo que son las palabras publicadas del componente emocional y particular de cada una de ellas. Ni muchos menos conjugarlas con sus circunstancias laborales.
También es público y notorio que defiendo una reforma de la Ley Electoral que permita la participación de la gente en todos los procesos políticos y que el político se deba al ciudadano y no al partido que lo coloca a dedo en las listas, convirtiéndose en deudo de quien tiene más arriba.
Pero soy respetuoso con lo que hay mientras no se cambie, esté o no conforme con el sistema que eligió una mayoría de ciudadanos, yo incluido, pero igualmente lo respetaría si la mayoría lo eligió sin mi apoyo.
Al día de hoy, los componentes de las listas electorales afiliados a un partido político o no, concurren a las elecciones en nombre de ese partido y con el programa de ese partido. El acta de concejal -en este caso- es del partido por el que se presentan, o que los presenta que sería más exacto y cuando se deja de estar de acuerdo con los postulados que los o las llevaron a presentarse a unas elecciones, lo honrado es devolver lo que le dieron por unas circunstancias determinadas.
Con Marta Bricco ya hay tres personas en la Corporación que se han adueñado de lo que no les pertenece, por muy legal que sea la opción. Y que en una Corporación de 25 concejales haya tres que en tales condiciones dice muy poco de lo que tenemos. O lo dice todo y habrá que seguir pidiendo la reforma de la Ley Electoral.
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