Torremolinos

\"Torremolinos bien merece todos los poemas y canciones del mundo\"

Jesús Antonio San Martín es hoy noticia por la reciente publicación de su libro ‘Torremolinos, mi sol mi amor’, una obra compuesta de 110 poemas y canciones con los que rinde homenaje a nuestra ciudad y sus gentes

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  • Jesús A. San Martín -

  

Es hoy noticia nuestro compañero y colaborador, Jesús Antonio San Martín,  con motivo de la reciente publicación de su libro ‘Torremolinos, mi sol mi amor’, una obra compuesta de 110 poemas y canciones  con los que rinde homenaje a nuestra ciudad y sus gentes, muchas de ellas con nombre propio.

 

    -Lleva usted más de 40 años en Torremolinos. ¿Qué tiene este pueblo que lo atrapó para quedarse en él?   

    -Fueron mis maestros escolares los que me encauzaron hacia Torremolinos en el año 1962, cuando por vez primera visité con dos de ellos este pueblo tan encantador que aún no conocía plenamente el boom turístico. Cierto que oficialmente era en ese tiempo una barriada de Málaga, pero eso no quita para que dejara de ser genuino pueblo andaluz, con sus ricas tradiciones que aún conserva. Mi maestro don Eutiquio era buen amigo del periodista que después llegó a obispo y cardenal, don Ángel Herrera Oria, natural de Santander, quien nos invitó a venir a Málaga. Nos acompañó en aquel tiempo el poeta Gerardo Diego, de quien me cabe el honor de haber sido discípulo en el arte poético, y que bajaba a Granada y a Cádiz, invitado por unos colegas. Fue mi maestro don Eutiquio quien me inculcó pasión por Torremolinos, que él, como otros de la Hermandad que en Santander regentaba, consideraba como la tierra sacra del Sol, conceptuando a Málaga como la segunda ciudad erigida en la Península, si no la primera, y se habla un asentamiento urbanístico muy anterior a los fenicios. Algo sabían mis maestros sobre Málaga y Torremolinos que no trascendió al público y a mí poco me legaron sobre el tema. El caso es que Torremolinos, como Málaga, me fascinó y no precisamente por ser lugar turístico.

    -Reconocido cronista del municipio, ¿cuándo empezó a estudiar la historia de Torremolinos?

    -Desde que puse el pie en este paradisíaco lugar. Claro que, aunque venía de visita por años, no empecé a establecerme hasta 1972, fijando mi residencia definitiva poco después. Antes había vivido unos años en Madrid, tratando de colocar mis canciones a las casas discográficas, que poco caso hicieron, aunque sí conseguí participar como autor finalista en algunos festivales de la canción, como Benidorm, Almería y TVE. La Historia de Torremolinos, de cuya parte antigua no hay extensa bibliografía, era materia que me embelesaba, como la Historia de España en general. No soy en modo alguno erudito y, con respecto a la Historia de Torremolinos, hay personas a las que admiro y que están mejor preparadas.

    -¿Qué cree que diferencia a Torremolinos de otros pueblos andaluces e, incluso, de la Costa del Sol?

    -Dejando aparte el turismo, que anhela sol y mar, Torremolinos tiene algo de lo que carecen las ciudades y pueblos del interior de Andalucía y, por supuesto, de España: Torremolinos es al mismo tiempo pueblo de sanas tradiciones, ciudad autosuficiente, playa extensa y campo de frescos pinares, aparte de tener clima benigno, agua abundante en sus manantiales y aire saludable todo el año. Para lograr disfrutar de este múltiple privilegio, los habitantes del interior se obligan a desplazarse a las costas y no en todas las poblaciones pueden gozar de todas esas facetas naturales juntas.  Torremolinos destaca sobre otras poblaciones costasoleñas, en primer lugar por su múltiple capacidad hotelera, con infraestructuras por lo general bien cuidadas. Otros aspectos a tener en cuenta en Torremolinos son, bajo el patrocinio y eficiente gestión de su Ayuntamiento: la completa oferta recreativa y deportiva de las instalaciones profesionales de su Villa olímpica, donde incluso se entrenan campeones internacionales; la oferta cultural y artística, particularmente del Centro Pablo Ruiz Picasso y del Auditórium Municipal, que protagoniza las grandes temporadas de Teatro, Ópera y Zarzuela, además del sublime Concierto de Navidad y otros importantes eventos a lo largo del año. Cabe destacar asimismo que el municipio cuenta, entre otros, con un monumental Palacio de Congresos y Exposiciones, con un extenso recinto ferial permanente y con un espectacular Parque Acuático. Todo ello, sin olvidar que Torremolinos celebra todos los años la Romería Urbana más concurrida de España, en la que participan unas ochenta carretas ricamente engalanadas, no pocas de ellas tiradas por bueyes. Y seguramente me dejo en el tintero muchas cosas loables de Torremolinos.    

    -Es usted uno de los más antiguos colaboradores de nuestro semanario, pero además de escritor e historiador, es músico y poeta. ¿Con qué vertiente profesional o artística se siente más identificado?

    -Creo que con la música, aunque ahora la cultivo más como afición y dedicándome a garabatear pentagramas. La palabra historiador me resulta un poco ancha. Digamos que tan solo soy un entusiasta de la Historia. Cualquier estudiante me aventaja en conocimientos, a no ser en lo relativo a la parte del periodo neobabilónico entre Nabopolasar y Nabonido, la parte más gloriosa de aquel imperio. Sobre la Historia de Torremolinos, repito, en el municipio hay buenos investigadores que me dan todas las vueltas del mundo. En cuanto a lo de escritor, tal vez lo sea por el simple hecho de que escribo, cuando no poemas, relatos más o menos extensos, jocosidades en prosa y verso… Acerca de lo de ser poeta, más me considero versificador que poeta. Un auténtico poeta no tiene por qué ser un escritor de versos, y mucho menos de versos consonantes. Con la rima libre se puede expresar incluso más belleza literaria. Cernuda, por ejemplo, era un maestro de la rima libre. 

    -Acaba de publicar el libro de poemas y canciones ‘Torremolinos, mi sol, mi amor’, ¿cómo nace este proyecto y por qué?

    -Me hace usted la pregunta del millón. Por qué razón publico este libro que agradezco al Consistorio, realmente no lo sé. Habría que preguntar también por qué se tiene un hijo. Los hijos y los libros vienen al mundo, pero los padres y autores difícilmente pueden aducir razones para su protagonismo paternal. Se tiene ilusión, se crea y se procrea y se ama a los hijos y a los libros. Mi libro no nace por un proyecto específico. Simplemente nace y es un desinteresado tributo a aquellos maestros míos de antaño y a las gentes de Torremolinos que me acogieron con los brazos abiertos. Pocas veces he visto gentes tan hospitalarias como las de Torremolinos. Torremolinos bien merece todos los poemas y canciones del mundo y elevarse en el firme pedestal del arte poético y musical; en cuanto a mí, tan solo he aportado un taleguito de arena.   

    -¿Esperaba usted la cálida acogida que ha tenido su libro en Torremolinos?

    -Aún no lo he presentado oficialmente; pero alguien a quien dediqué uno de los primeros ejemplares ha colgado la noticia en internet y se ha disparado como la pólvora. En menos de una semana han pasado de 300 las peticiones de la obra y cada día van en aumento. Claro, ha de tenerse en cuenta que entre los poemas figuran los que dedico a algunos personajes del pueblo que están difundiendo el libro entre sus muchas amistades. No contaba con esto y a este paso se agotará la edición en menos de un mes, ello sin llegar a hacer presentaciones.  

    -¿Tiene otras obras pendientes de publicación o en proyecto?

    -Sí, por cierto. Una de ellas, lista para editar, humorística y que la escribí con pseudónimo, la tenía en tratos con una conocida editora nacional, pero la publicaba a cambio de comprarme los derechos de autoría. Así que tuve que retirarla. Menos mal que únicamente le mostré los seis primeros capítulos y la obra estaba legalmente registrada. Ahora está parada por falta de financiación. Ya sabe usted que en esto de las ediciones, como en todo, el primer problema es la financiación. Claro que la distribución también es vital. Tengo además varias obras empezadas. Probablemente no todas vean la luz si las termino: una de poemas, un relato novelado (que aún le cuelga), otra obra sobre las increíbles medidas de España y otra más sobre el origen de los caracteres de la escritura que se han dado en llamar latinos, pero que son mucho más antiguos. De estos signos existe un alfabeto que fue utilizado por unos pocos a lo largo del tiempo y que lo recogió el insigne arquitecto cántabro Juan de Herrera, que trazó los planos del Monasterio de El Escorial. Me lo pasó al dictado en su día mi maestro don Eutiquio, aunque en aquel tiempo no estudié el asunto en profundidad porque lo veía demasiado complicado y dejé dormir el tema durante años.

    -Usted conoció el Torremolinos de antes y conoce el de hoy. ¿Qué cambios más importantes destacaría?

    -Tanto como conocer... Simplemente fui un observador más. En el segundo lustro de los sesenta y en el primero de los setenta se veía mucho turismo derrochador por aquí. Los americanos dilapidaban a manos llenos. Después fue paulatinamente descendiendo la tasa turística, aunque aún se mantenían las grandes discotecas, que en cierto modo eran una especie de termómetro de la actividad recreativa y atraían gente de otros municipios. Todo esto se perdió y se llevó la palma Benalmádena. Hoy día, sin embargo, aunque sin aquel turismo masivo y dilapidador, buena parte de la hostelería se mantiene más o menos a flote, dentro de las circunstancias. Las plazas públicas han ganado en vistosidad, pulcritud e iluminación. Los dos grandes parques del municipio y la villa deportiva son auténticos puntales. La cultura sigue floreciendo a buen ritmo. Es cierto que la crisis económica ha hecho mella y no están las cosas todo lo deseables que quisiéramos, por lo que no deberíamos pedir peras a los olmos ni sembrar las nubes de gritos. Siendo optimistas, esperamos tiempos más lustrosos.   

    -La gente de Torremolinos, vecinos y amigos, peñas y asociaciones… un gran número de ellos forman parte de los “poemas y canciones” de su libro.  ¿Tiene algo de especial este “pueblo”?

    -De especial lo tiene todo. Y lo tiene porque su gente es especial. Tantos vecinos y amigos, así como las peñas y asociaciones de Torremolinos -y el Consistorio, naturalmente- merecen más que solo poemas. Si no fuera por ellos, difícilmente podrían mantenerse las tradiciones locales, como la de la Romería, por citar el ejemplo más sobresaliente. En lo que respecta a la Música, Torremolinos está bien servido. Tenemos en el municipio una formidable Escuela de Música, una señora Banda bien conjuntada, una espléndida Coral a cuatro voces mixtas y ocho animadores coros rocieros, aparte de excelentes intérpretes de Copla y canción moderna. Las escuelas de baile también sostienen alto el listón del arte. En mi libro canto, además de a las plazas, a los parques, a los entes y edificios emblemáticos y a una representación de la gente que hizo y hace posible el día a día de Torremolinos. Sí, el pueblo de Torremolinos lo tiene todo, absolutamente todo, de especial.   

    -Y por último… un deseo para Torremolinos y para usted mismo.

    -Que Torremolinos, que comienza con la “T” mayúscula del Turismo mundial y finaliza con la “S” del sol radiante, que aquí jamás se pone, continúe prosperando como se merece. Que apunte a la grandeza del firmamento y ate su carro a una estrella.

 

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