Sindéresis

Canalla y valiente

Y antes que la virtud, el deseo. Y antes que la calle, los libros, y antes que los libros, la calle, y antes que los llantos están las verdades.

Publicado: 20/05/2019 ·
01:42
· Actualizado: 20/05/2019 · 01:42
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Para mí que Juan Carlos Aragón no era mucho de llorar, que lo mismo sí, pero seguro que no era mucho de que lo llorasen, me da a mí en la nariz. Si no lo metía en sus letras, no lo va a querer en su recuerdo. Me lo estoy viendo venir, en los carnavales del año que viene, todo el mundo esmorecío con el puño apretao, acordándose del muerto. Y el cabesa revolviéndose en la tumba porque los males del mundo ahora quién los señala.

Y diciendo: «pero vamos a ver, que me he muerto, que no me he vuelto facha».

Y todos los carnavaleros con sus tipos de esto y de lo otro, pero que podrían llamarse Las viudas, y el cabesa desesperao, revolviéndose en su tumba. Porque digo yo que, si entrega la cuchara y suelta la pluma, que la coja alguien que a la libertad le dé fuego de cobertura. O hacéis chistes, u os cagáis en Cristo o rompéis cadenas. Carajo. Tanta pena, tanta pena.

 Y si dijo que el carnaval es una religión, esto lo va a entender todo el mundo: no me lo lloréis haciendo botellón. Si os acordáis de sus letras, esperad a que termine el que estaba cantando primero, porque cuando el chirigotero canta, en las calles se calla hasta el dios de los plumeros. Que lo de aplaudir es de justicia, pero aplaudir y no entender es tontería, y alabar sin coherencia es, directamente, apostasía. Que está bien que llores, pichita, aquí llora to el mundo, pero no te olvides de una cosita:

Una mujer debe ser mucho más que una hembra; esta letra no es para que la cantes, chulo, es para que la entiendas. Las manos quietas, el instinto en el vaso, por favor y gracias, la mirada discreta y paso a paso.

Se te ha muerto una cosa muy grande, el Capitán Veneno, qué pluma tenía, pero luego no te acuerdas de que hay señores que quieren sacar de las aulas la Filosofía. Porque Juan Carlos no salió de Cádiz; salió de muchos sitios. Salió de la roja y negra, de Nietzsche, de Virgilio. Salió de no cortarse un pelo y predicar con el ejemplo y el convencimiento de que la crítica social era lo primero.

Y luego Cádiz.

Y después la poesía.

Y lo último, último, si queda un rato, llorar por lo que se fueron.

Porque antes que la muerte, está la vida.

Y antes que la virtud, el deseo. Y antes que la calle, los libros, y antes que los libros, la calle, y antes que los llantos están las verdades. Porque esto que te voy a señalar, se entiende, pero no se aprende fácilmente; si no peleas tú, no pelea nadie. El poeta es un camino entre la belleza y la gente, se cobra un peaje, te cuenta algo suyo, espera que marches un poco más sucio. Sucio y canalla.

Canalla y valiente.

Pues no llores tanto, levanta la frente y presenta batalla.

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