La Pasión no acaba

Miradas

En la pila del agua primera le pusieron nombre de carpintero humilde y primer apellido de rasca, orejas frías y cofradías sobrias, de pelliza y bufanda...

Publicado: 08/09/2021 ·
22:53
· Actualizado: 08/09/2021 · 22:55
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  • "Fotógrafo y nazareno", del Twitter del propio José Antonio Zamora. -
Autor

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

La Pasión no acaba

Dedicado al alma de

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En la pila del agua primera le pusieron nombre de carpintero humilde y primer apellido de rasca, orejas frías y cofradías sobrias, de pelliza y bufanda. El tiempo, ese juez inapelable que va colocando las piezas del universo, le convirtió en contador de cosas a través de carretes, objetivos, obturadores, trípodes, baterías y tarjetas. Hoy, cuando ese tiempo ha decidido que su amigo Paco Robles baje las revoluciones de las prisas y el destino se ha encargado de dejarnos dos años sin vida (en Sevilla contamos y cumplimos los años cada Semana Santa) arrastrando nuestra media sonrisa por unas calles que deberían sentir en la piel de las piedras el olor de Dios y los pellizcos de las maniguetas, este fotógrafo -contador de cosas a partir de las imágenes- es uno de los referentes de su gremio en nuestra comunidad.


José Antonio Zamora malvive -como su amigo Antonio Sánchez, “Sultán trianero” en los carteles- o yo mismo, penando la ausencia del incienso y rebuscando por las calles de la ciudad más hermosa del mundo ese aroma indiscutible de vida nueva, de calendario por estrenar, de beso de abuela y abrazo de tu padre, de las manos de tu madre vistiéndote de nazareno en las horas del repeluco más grande que puede sentir un sevillano. Zamora es un secuestrador capaz de raptar ese segundo del equilibrio, ese instante justo -como matemático- que le da sentido a una escena que ya quedará en el zurrón de José Antonio. A veces pienso que Zamora es a la fotografía lo que el Cristo del Cachorro es a la imaginería sevillana. El ladrón del momento justo, el dueño del sí pero no. El planeta tierra detenido, la pausa exacta, como cuando se miran dos enamorados y no quieren que se mueva ni un varal, ni la hoja de aquel árbol, en un hermoso intento de detener el movimiento del universo.


Hoy he vuelto a asomarme a las “Miradas” de Zamora. Yo no sé bien qué tienen las fotos de este ladrón de instantes maravillosos. Pero su trabajo cautiva, agarra por el pecho, hace sonreir de admiración por lo bien hecho. Y esta tarde quiero decirle a aquel niño que bautizaron con nombre de pila de carpintero humilde y primer apellido de rasca y orejas frías, que su trabajo me conmueve, me hace sentir, me remueve. Como a él le conmueven las sonrisas de su amigo Paco, el rey de la ironía y la gracia galopando por las venas, justo en la pista paralela a la de su talento. Hoy quiero dejar por escrito que tenemos entre nosotros a gente con mucho que aportar y descubrir, como José Antonio Zamora, que no presume, que no chilla sus méritos. Pero detrás de ese silencio, detenido y fugaz, hay un hombre bueno, un amigo excepcional…y un fotógrafo capaz de parar el tiempo, como lo para el Cachorro cuando expira mirando al cielo y fotografía el universo.

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