Compases de Cordero de Dios de Ricardo Dorado, en recuerdo de la sacramentalidad de la cofradía del Prendimiento, de la que es hermano el pregonero, abrieron los prolegómenos de un pregón que despertó gran expectación y que contó además con un guiño a la efeméride de la coronación de la Macarena, con la interpretación de Macarena de Cebrián.
Eran unos prolegómenos que precedían al descubrimiento de las cortinas del Real Teatro de Las Cortes ante la sorpresa del público. Décadas después de que se pregonara la Semana Santa en el Cine Alameda y se descubriera el palio de espaldas de la Virgen de las Lágrimas, el escenario del coliseo isleño mostró el Alfa y el Omega tan repetido por el pregonero en los actos públicos previos al Pregón. Y el Omega era el paso de la Virgen de la Soledad sobre el escenario y también de espaldas, como si se repitiera esa estampa del final de la Semana Santa de varias décadas, hasta la procesión de la Resurrección.
El recuerdo al ex comisario y hermano de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario que fallecía en la jornada del sábado y que recibía sepultura en los mismos momentos, Antonio Sánchez Cepero, por parte del arcipreste, marcó los inicios.
La marcha El Cristo de la Lanzada, de Rafael Márquez Galindo, que vivió en una casa aledaña a la que hoy vive el pregonero de la Semana Santa, fue el auténtico prolegómeno de las intervenciones.
Juan José Castiñeiras Bustillo, fue el encargado de dar a conocer al pregonero, desde su niñez hasta nuestros días, repasando su trayectoria cofrade como hermano del Prendimiento, recordando su programa en Radio La Isla, el Respiradero, y su trabajo en el semanario La Cuestión y grupo Información, además de su etapa como cargador y capataz de la cuadrilla del Mellao. Castiñeiras, luciendo la venera de Afligidos sobre su pecho, no dudó en resaltar lo orgulloso que estaría el padre del pregonero , fallecido en 2009, al verle sobre el escenario de Las Cortes.
Tras la clásica marcha Amargura, el vocero tomó la palabra con bellos versos, no sin antes colocarse su venera de cofrade del Prendimiento.
” La Pasión llama a tus puertas,
¿a qué esperas?
Ábrelas con ilusión y despierta
¿No oyes cómo repican las campanas
de las iglesias, los conventos y las capillas?
Así el pregonero llamó a las puertas de una nueva Semana Santa, a los corazones de los cofrades. Dedicó el pregón a su padre, no sin antes aportar algunos signos destacados en el pregón como la intervención de vocalistas del coro San Juan de la Cruz, con el canto de Resucitó, de Kiko Argüello, o niños de Cristo Rey, con palmas de Domingo de Ramos, gritando “queremos salir” y recordando esos instantes previos de la salida de la Borriquita, acompañado además con sones de cornetas y tambores desde el exterior del teatro, que arrimaba la vivencia de la Semana Santa.
Y como apuntaba el pregonero, las campanas de la iglesia Mayor también sonaron para anunciar la llegada.
“La Pasión llama a tus puertas,
¿a qué esperas?
Ábrelas con ilusión y despierta
¿No oyes cómo repican las campanas
de las iglesias, los conventos y las capillas?
Me encargan que os anuncie,
como ya lo hacen las campanas,
que falta muy poquito:
que sólo falta una semana.
Es teatro, solemnidad,
algarabía y sonanta.
Es historia, pura y bonita,
tradición: Semana Santa.
Es verdad, luminosa jornada
que confirma por los rincones,
que es inminente
la anhelada llegada.
Coge el cirio penitente,
déjalo caer en tu cintura,
que no hay mayor hermosura
que un cofrade nazareno silente,
dando ejemplo en las calles,
con tan particulares hechuras,
como anual y tradicional detalle”.
El pregonero, que levantó en varias ocasiones los aplausos del público, ha evocado su etapa de joven estudiante y recreó una imaginaria red social de hace 25 años.
Evocando una época dorada del mundo cofrade isleño, Martín Pérez, destacó en esa red social imaginaria las relaciones de los cofrades de aquella época, las fotos, los vídeos y cómo “Los primeros escarceos cineastas tuvieron como protagonista al tomavistas. Gracias a ello y al celo de sus autores, puede verse cómo todo ha ido evolucionando”.
No se olvidó del sacrificio de la mujer cofrade, y así manifestó que “Conocemos el sacrificado papel desempeñado por la mujer del cofrade pero… nos hemos parado a pensar ¿qué infinito valor tiene el sacrificio de la mujer cofrade del cofrade?” Fue el prolegómeno para pedir a su esposa que retomara la tradición familiar de vestir la túnica de Columna, después de años de sacrificio familiar.
Así llamó a su hijo al escenario, y le dijo: “Bueno Gonzalo hijo, quédate un momentito aquí. Este Domingo de Ramos tengo que abrir las puertas de La Salle. Sí, papa tiene el inmenso honor de descorrer el cerrojo lasaliano para que Cristo Rey salga al frente, y sin que se mueva un solo pliegue de su mantolín, mire a un lado y al otro comprobando que no falta nadie; que La Isla vuelve a las calles en Semana Santa, siempre junto a su Madre, la Virgen de la Estrella, la niña de cara morena, sin lágrimas y olor de azucena, joven y hermosa hebrea que enamorará una vez más, a la brisa callejolera.
Alejandro y tú me tenéis que acompañar para ayudarme a abrir las puertas de los Hermanitos, porque papa tiene una deuda inmensa con vuestra madre y es hora de saldarla. Toma, cuando bajes le entregas esto a tu Madre y le dices a mi Reina, que este Domingo de Ramos tiene que acompañar revestida de antifaz morado y blanca túnica reluciente, a su Virgen de las Lágrimas. Esta es su papeleta de sitio.
Dile que recupere esta bonita y familiar costumbre de los Gurría, interrumpida por el celo cumplimiento de sus responsabilidades como esposa y madre, y por el egoísmo de vuestro padre, cegado con una almohada bajo el brazo”, declaró.
Bellos versos dedicados al paso de palio o un gesto sobre el encendido de una vela como lágrima de vida. Martín Pérez, destacando las advocaciones de las vírgenes de la Pastora, recordó la campaña abanderada por la Archicofradía de Medinaceli para demandar donantes, mientras un servidor, encendía una de las velas apagadas del candelabro de cola del paso de la Soledad.
Lágrimas de vida y al donación de órganos
“Lágrimas de vida, a través de una candelería. Lágrimas de vida: la historia en la que el dolor de unos padres se convierten en Esperanza. Aquí en San Fernando, no hay que irse muy lejos, cada Lunes Santo el andar primoroso de la Virgen de la Trinidad ilumina con fuerza, y llama a la conciencia por la necesaria solidaridad del cristiano, como gesto de generosidad verdadera. Muchos cautivos de la enfermedad necesitan el rescate de una donación. Seamos generosos.
Convirtamos las lágrimas de la vida en la salud por todos deseada”, solicitó el pregonero.
Una imaginaria conversación con Dios, en una voz grande como la de Antonio García Barbeito, a través de la megafonía del teatro. En dicho diálogo, el pregonero manifestaba “Para mí lo eres todo Señor, y especialmente en este día. Me lo facilitas todo.
La vida, mi familia, gente cercana, gente pasada, presente y futura. Gente difícil, que dificulta el transcurrir de mi vida, pero con tu ejemplo seguimos el camino, siempre el camino señor, la senda de tu vida y tu ejemplo por siempre”.
Y por las enseñanzas del Maestro, el pregonero animó a “Sólo depende de nosotros. Mantengámonos pues despiertos, con nuestros ojos bien abiertos y éste de aquí…este que se encuentra aquí en el pecho palpitando que así siga, por siempre presto y dispuesto. Admitamos más historias y seamos receptores, sin miedo de más rostros con nombres, rostros con nombre que nos ayuden a ser auténticos y rebosantes de plenitud de gozo, trabajo, sacrificio y honestidad.
Con ese horizonte, salgamos a la calle a diario, como si cada jornada fuese Semana Santa. Con la misma ilusión y ganas. Motivación de cristiano. No ocultemos nuestros signos, que se sepa que somos leales seguidores de nuestra Fe”.
La hermana Cristina y el cielo cofrade
No faltaron bellos versos dedicados al 75 aniversario de la hermandad de los Afligidos, el recuerdo a Tito Collantes o a Papardi.Recordando a cargadores de La Isla, en un diálogo imaginario entre la hermana Cristina y Papardi, este cargador fallecido el pasado año y creador del pasito holandés, le respondía “¡Vaya cuadrilla hay aquí arriba! Nada más llegar, un revuelo se ha montado. Cuadrilla de viejos y nuevos, de los de antes y los de después. De gente que lleva tiempo y de otros que alcanzaron la gloria eterna hace muy poco. Cuadrilla de hombres de Dios que siempre ofrecieron un trozo de la salud de sus espaldas, a cambio de un jornal para sus casas o como fieles participantes del mantenimiento de una tradición”.
Ese diálogo de la hermana Cristina, sirvió para homenajear a la hermandad de la Misericordia y al Carmelo isleño.
No faltaron las recreadas emociones del acto vivido en la víspera del pregón, como el traslado en los brazos a la cruz para su exposición en este Domingo de Pasión. “Me regalaste Señor crucificado, junto al Mayor Dolor de Tu Madre, la oportunidad de llevarte, a pesar de mi cuerpo lastimado. Y tuviste que ser Tu, el que todo lo puede, el que tuvo la genial idea de encargar al Espíritu Santo que iluminase la decisión sobre mi designación como pregonero de esta Semana Santa.
Yo he llevado al Hijo de Dios en mis brazos y lo he podido abrazar, compartiendo la frialdad de su cuerpo y sintiendo su dolor inmaculado. He podido hacerme una idea qué pudo sentir la Virgen cuando lo tuvo entre sus manos. He cargado con años de historia. Privilegio de hermanos comprometidos. De rancia devoción de antaño. He tocado con mis manos el cuerpo del Señor y lo he depositado sobre la Cruz Verdadera como inerte Crucificado. He portado el Cuerpo del Señor, besado y venerado, a lo largo de siglos, por devotísimos hijos y hermanos”, destacó el pregonero.
Después de bellos versos dedicados a su cofradía del Prendimiento y al barrio del Parque, el pregonero tuvo también palabras para su calle Ancha y a sus vecinos como el que fuera gran músico Rafael Márquez Galindo o de otro pregonero de la Semana Santa como Juan José Romero o de Eduardo Martínez Pérez.
“Mi calle no es ancha, es plenitud. Reflejo adoquinado en noches de luna llena. Mi calle, tu calle, es calle Ancha. De vecinos anfitriones, que amablemente invitan a todo un pueblo para que la inunde y vea pasar las procesiones. Ancha viste sus galas en Semana Santa, y sus almenas se preparan; los naranjos relucen brillantes, con minúsculos lunares, que son azahares blancos inmaculados, como artísticos pespuntes sobre el verde bordado, cual terciopelo natural”.
El recuerdo a Ignacio Bustamante
No faltaron en el inicio los versos dedicados a todas las cofradías, el recuerdo al beato Marcelo Spínola, y cómo no a Ignacio Bustamante Morejón. Así, el pregonero, con los sones de El Cristo de la Lanzada, interpretada con violonchelo, manifestó “Seré tu Hermano Mayor, seré el último hermano, lo que sea, pero Gracia y Esperanza, mi vida, mientras que yo tenga aliento en mi corazón, no saldrás a la calle sin mí, y cuando no pudiera Madre mía, cuando no pudiera no te olvides de este cofrade tuyo que antes de venir al Pregón de la Semana Santa, ha procurado pregonar tus maravillas en la noche de mi vida que es día al verte.
Gracia y Esperanza, mi vida, mi corazón es tuyo Gracia y Esperanza, yo ya no estaré en este mundo cuando bajes sin mí la calle Ancha…” y el foco del teatro iluminaba un centro del escenario vacío. El vacío dejado por el fallecimiento de Ignacio Bustamante. Fue entonces, cuando una saeta intepretada tras el paso de la Virgen de la Soledad y dedicada a la Virgen de Gracia y Esperanza Coronada, interpretada por Miguel Alías Collantes.
Tras el emocionado momento, fue el turno de las palabras dedicadas al Regidor Perpetuo y a un nuevo canto de ‘Resucitó’, a cargo de las voces femeninas del coro San Juan de la Cruz.
En la recta final del pregón, José Martín Pérez recordaba que “Por delante siete días de Pasión, como siete son los dones que nos regala el Espíritu Santo: sabiduría, ciencia, consejo, piedad, temor de Dios, entendimiento y fortaleza, son los dones que al hombre más dócil convirtieran”.
No faltó el detalle rociero del pregonero, así, finalizó el pregón con sonido de flauta y tamboril y la marcha Rocío, interpretada por la Banda Sinfónica de San Fernando, bajo la dirección de José Ribera Tordera.
“Querido cofrade cañaílla, cuando la Pasión llama a tus puertas y repican las campanas de las iglesias, los conventos y las capillas: querido cofrade cañaílla, esta es nuestra comunión como cristianos y cofrades; esta es la comunión y el nexo que nos hace comulgar con nuestra Fe: haz, cumple; hagamos, cumplamos con lo dictado para que el Cuerpo de Cristo te guarde, me guarde, nos guarde a todos para la Vida Eterna. Amén”.
Así culminaba un pregón donde no faltó siquiera una petalada y donde el pregonero logró que dos horas de pregón no resultaran largas para el público, haciendo gala de sus grandes dotes de comunicador, entre los aplausos de un público, dispuestos a seguir viviendo el Domingo de Pasión.
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