La tatuadora Guadalupe Alfaro Rueda, más conocida como Guada, está llevando el nombre de La Isla por el mundo. A sus 27 años, la cañaílla ha sido reconocida entre decenas de artistas internacionales como la segunda mejor tatuadora en un concurso realizado por la prestigiosa revista estadounidense de tatuajes, DGN Tattoo Magazine. Esta exposición ha captado la atención de varios estudios y clientes que solicitan sus servicios.
El COVID-19 fue un antes y un después en mi carrera”"Es un orgullo poder dedicarme a lo que me apasiona y, además, conocer el mundo gracias a ello", comenta durante un breve descanso mientras tatúa en Colonia, Alemania, un país al que ha ido tomando cariño en los últimos meses y donde pasa temporadas rotando por varios estudios de tatuaje.
"La chica que garabateaba en los cuadernos mientras los profesores explicaban en clase, y que comenzó a hacer sus primeras piezas a escondidas en el salón de casa cuando mis padres no estaban, no podría imaginar cómo han cambiado las cosas", confiesa.
Guada, cuyo estilo es versátil y se adapta a las peticiones de sus clientes, ha encontrado en el blackwork una especialidad en la que se siente "muy cómoda". Su próximo objetivo está al otro lado del Atlántico, donde la cultura del tatuaje tiene una gran aceptación.
Su sueño americano está a la espera de resolución, pero es un objetivo que sigue persiguiendo con ansía. "En cuanto aprueben mi visado, comenzará una nueva etapa en mi vida; aunque nunca olvidaré mis raíces ni de dónde vengo", declara.
No todo ha sido un camino de rosas
La vida del artista está llena de altibajos, y a ella le tocó enfrentarse a los suyos durante la época del COVID-19. "Tenía 23 años y todo parecía muy oscuro. Aún no tenía los suficientes ingresos y no estaba dada de alta como autónoma: fueron meses muy duros que cambiaron mi mentalidad. Fue entonces cuando decidí dar un paso al frente y supe que me dedicaría a lo que más me gusta", explica.
"Me encanta San Fernando y haber comenzado mi carrera aquí; hay grandes compañeros de profesión que dignifican este oficio y tienen un talento increíble. Sin embargo, creo que es el momento de salir del nido para volver con nuevas influencias y estilos en el futuro. Mi sueño es montar un estudio, hacer equipo y crear un espacio potente con grandes tatuadores de la zona", afirma con una mezcla de nostalgia y ambición.
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