Día grande en fervor y convivencia el vivido hoy en la localidad. El Pinar de Rota ha acogido con una nueva y concurrida edición de su romería de San Isidro Labrador, patrón de las gentes del campo. Y es que, pese a contar en principio con unas previsiones meteorológicas algo inciertas, el sol ha hecho acto de presencia conforme avanzaba la mañana provocando que numerosos roteños y roteñas acompañaran al Santo Patrón en esta jornada festiva.
Como marca la tradición, el día arrancaba con la temprana salida del Santo ante una concurrida plazoleta Padre Eugenio. Con un retraso de más de media hora provocado por la tardanza de las vacas portadoras del santo y la dificultad de su amarre, pasadas las nueve y media de la mañana y con el acompañamiento musical del pitero Antonio Vázquez, San Isidro Labrador iniciaba su caminar hacia los pinares roteños junto a su alegre comitiva. Hermanos y hermanas a pie o a caballo, con la vestimenta típica de la hermandad - pantalón o falda y botas camperas, chaquetilla blanca y fajín verde - y la medalla de San Isidro en el pecho, y un total de seis carretas, especialmente adornadas con esmero para la ocasión, completaban un animado cortejo en el que no faltaron las sevillanas, las palmas ni los vítores al Santo Patrón.
Bajo un cielo límpido y un sol que comenzaba a brillar cada vez con más fuerza, San Isidro Labrador, llevado por sus dos imponentes vacas castañas, realizaba su entrada en el Pinar donde le aguardaban expectantes un buen número de fieles.
Instantes después daba comienzo la tradicional Misa de Romeros, en la que la Hermandad de San Isidro realizaba el acto de protestación de fe que prescriben las reglas, así como la ofrenda de frutos del campo para su bendición, la imposición de medallas a los nuevos hermanos y hermanas, y la presentación de la nueva Junta de la Hermandad . Una hermosa eucaristía oficiada por el párroco de la iglesia del Carmen, Carlos Redondo, y cantada por el afamado grupo local Ecos del Rocío que, tras un año de ausencia en su cita con el patrón de los mayetos, regresaban para dedicarle sus sentidas sevillanas.
Concluida la misa, una multitud de personas se apoderaba paulatinamente de los pinares roteños, animados por las suaves temperaturas y la ausencia de lluvias. Los integrantes de las peñas improvisaban mesas para el almuerzo y degustaban los primeros aperitivos mientras los miembros de la Hermandad de San Isidro, tal y como marca la tradición, ofrecían una copa de manzanilla y una tapa de berza entre los asistentes.
Era tan sólo el inicio de una intensa romería que concluirá en torno a las ocho y media de la tarde cuando los romeros vuelvan a acompañar a su San Isidro Labrador hasta la iglesia de la O tras una inolvidable jornada de sol y convivencia en honor del patrón de los agricultores.
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