Ronda

“No existen informes técnicos sobre el estado del Puente Nuevo"

José Manuel Castaño, arqueólogo del Museo Municipal y uno de los responsables primeros del patrimonio histórico de Ronda

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  • Uno de los despachos del Palacio Mondragón -

Me recibe en su despacho — un decir—  del Palacio de Mondragón, que hace las veces de sala de visitas, almacén de urgencia y hasta de laboratorio improvisado. Un sindiós: ordenada anarquía que descubre la personalidad de un hombre de letras despistadillo pero eficiente: caos de cerámicas, restos de mármol que alguna vez fueran estatuas romanas, metales oxidados, calizas con grafía árabe y varias cajas de fruta atestadas de útiles paleolíticos... Don José Manuel es un entreverado judeomorisco o a mí me lo parece: la Historia de estas sierras se refleja en sus ojos inquietos y de muchas lecturas, y también en su cuerpo menudo, fuerte, hecho al campo, lo que le perfila como alguien que se gana el sueldo pateando las veredas que cruzan los milenios de Ronda. Ligero pero recio, ya digo, hablador con enjundia, afán de enseñar, mirar de frente… La una y cuarto, abro y digo:

Tenía ganas de hablar con el señor arqueólogo municipal.
Y se apresura a corregirme. Suavemente, me enmienda y aclara:

— Ronda no tiene arqueólogo. Yo ocupo plaza de arqueólogo del Museo, bajo dirección de Bartolomé Nieto y con dependencia de Turismo de Ronda, aunque colaboro e informo en todo aquello que demanda el Ayuntamiento.

Curioso que el Museo dependa de Turismo…
— De alguna instancia tiene que depender.

Más de 400 km2 de territorio, un patrimonio histórico impresionante. ¿No cree que nos merecemos un museo autónomo, con subordinación municipal, claro, pero independiente en su gestión?
— En alguna delegación hay que estar. En el caso de Ronda, el museo no sólo investiga y alberga piezas y colecciones sino que también difunde información, por lo que tiene un marcado componente turístico. Lo que sí que sería bueno es que se nos dotara de unos mínimos propios que permitieran una mayor autonomía.

Aclarado, dígame qué estudios hay que tener para desempeñar el oficio.
Y es aquí donde me hace una defensa radical de las Humanidades, con tal vehemencia y tal claridad de ideas que se nos van diez minutos. Don José Manuel defiende con ahínco la necesidad de conocer el pasado como mejor modo de conocernos a nosotros mismos y marcar líneas de futuro.

— En la actualidad hay universidades que ofertan el grado en arqueología, pero en mi época no era así. Superé estudios universitarios de Historia Medieval que culminaron con el grado de doctor y una tesis sobre arqueología del paso de la Antigüedad a la Edad Media en la Serranía de Ronda.

Entremos en polémica. Acuso y afirmo que es un  disparate mayúsculo que una ciudad que pretende ser Patrimonio Mundial carezca de un museo digno de tal nombre. ¿Mondragón museo y sólo museo…?
— Eso sería lo ideal, y Ronda bien lo merece. Sin embargo, me permito hacerte algunas precisiones. Se viene hablando de un museo desde que el conjunto histórico se declara monumento nacional, hace ya más de cincuenta años. Pero ahora trabajamos más en la línea de que Mondragón sea monumento visitable por los valores que entraña en sí mismo y crear un nuevo museo, digno de Ronda, como bien dices, en el convento Madre de Dios, por ejemplo.

¿Y por qué no en el Castillo, que está como está…?
— No es mal sitio. Hay quien apuesta por ubicarlo allí. Y no estaría mal.

Sería un buen modo de separarlo del mercadeo y la especulación.
— Ahí no entro ni opino, sólo digo que tanto Madre de Dios como el Castillo serían espacios idóneos para exponer las colecciones que tenemos en depósito y que ahora mismo no se pueden visualizar por falta de sitio. Piensa que custodiamos depósitos impresionantes, tanto por número como por la singularidad de las piezas.

Hablando de carencias, me pregunto por qué no tenemos todavía un Plan Especial del Casco Histórico y a quién corresponde redactarlo.
— Desde mis humildes entendederas…

Señale culpables de la dejadez, porque haberlos haylos.
— ¡Claro que los hay! Pero si Ronda no tiene Plan Especial del Casco Histórico no es por culpa de una corporación concreta, la cosa viene de lejos. Se puede decir eso de entre todos la mataron…

Y ella sola se murió. Pero lo cierto es que pretendemos ser Patrimonio Mundial y no tenemos plan especial, lo cual dice muy poco a favor de los gobernantes. Cuesta de Santo Domingo, arrabal de San Miguel, laderas del Castillo… Una pena. Y señalo éstas por ser de transito obligado para los visitantes y turistas.
— Desde luego, pero ahora hay más sensibilidad. Se advierten cambios políticos y ganas de retomar el asunto. No olvides que después de tantos años, por fin tenemos una delegación de Patrimonio. Y no pienses que eludo la pregunta. La responsabilidad de elaborar un Plan del Casco Histórico corresponde al Ayuntamiento. Es cierto que faltan medios, pero eso no exime de culpa. Ronda necesita el Plan ya, pues a veces se olvida que los organismos internacionales que te declaran Patrimonio de la Humanidad aprueban las candidaturas en su conjunto. Y nosotros tenemos monumentos como el Puente Nuevo, Mondragón, las murallas, campos dolménicos únicos, la misma Ronda la Vieja… Pero mucho me temo que mientras no haya Plan del Casco Histórico no tendremos credencial de Patrimonio Mundial… Y eso es jugarse el futuro. Si esta entrevista sirve para concienciar, perfecto. Los técnicos sólo proponemos. Corresponde a los políticos priorizar las cuestiones. ¿Es prioritario el Plan del Casco Histórico? ¿Sí? Pues pongan los medios, que los técnicos siempre estaremos a disposición de ustedes, ése es el mensaje.

Está muy bien, pero el ciudadano se pregunta por las causas.
— En 2008, cuando se estaba a un peldaño de alcanzar el objetivo, se paralizó. Si me pides razones, te digo que el error estuvo en vincularlo con la elaboración del PGOU.

¿Difícil entonces ser Patrimonio Mundial sin Plan del Casco Histórico?
— Más que difícil: imposible.

De pena. ¿Y qué pasa en Acinipo que no acaba de arrancar?
— Me alegro que lo preguntes. Si todos se lo tomaran tan en serio como nosotros… Te recuerdo que algunos hasta hemos hecho guardia nocturna –sin cobrar ni una peseta, ¿eh?- para defender el yacimiento de expolios. Hemos dormido muchas noches a la luz de la luna asumiendo un riesgo personal. Sin embargo, a quien corresponde la protección y el despegue definitivo de Acinipo es a la Junta de Andalucía, que es su propietaria. Ya no bastan proyectos ni planes puntuales. Eso ha servido para afianzar la importancia arqueológica del yacimiento, pero ahora lo que hay que pedir a la Junta desde el Ayuntamiento es un plan en conjunto, actuaciones que tengan continuidad — ¡y presupuesto!— como se hizo en Baelo Claudia, Medina Azahara y muchos más. La categoría histórica de Acinipo exige una actuación seria por parte de la Junta. Llega un momento en que los proyectos de investigación son interesantes pero insuficientes.

Recuerdo el larario, por ejemplo.
— Un larario que ya no existe, pese a ser único en Andalucía. No había otro igual. Y seamos claros, si se ha perdido se debe a la falta de interés de su propietaria, o sea la Junta.
Me quedo de piedra. Increíble que hayamos dejado esfumarse una rareza arqueológica que nos hacía únicos. Pero don José Manuel va más lejos y asegura que en la actualidad no existe ningún tipo de programa o proyecto, ni estatal ni autonómico, para tratar Acinipo en su conjunto. “De modo que tu sueño de ver teatro en Acinipo, va a tardar…”, me dice.

Que tomen nota los concejales y exijan donde toque.
—Hay tanto por hacer... Pero lo primero es tomárselo en serio, creérselo, y no sólo Acinipo sino todo lo que tiene que ver con el patrimonio histórico y artístico de nuestra ciudad. Ronda es Ronda por su ubicación, sus valores medioambientales y su singularidad histórica. Pocos lugares tienen 350 yacimientos arqueológicos.

¿Y de aquel Gigante que algunos vendieron como un régulo tartesio qué decimos? Es curioso lo rápido que algunos políticos pillan foto cuando la Historia les beneficia en elecciones. ¿Dónde está el busto y en qué situación se encuentra la Casa del Gigante?
— La situación administrativa es compleja. Es una propiedad privada con la que el Ayuntamiento llegó a un acuerdo para evitar la pérdida de un edificio señero de nuestra historia. Gracias a aquella actuación hoy día es visitable y se pueden observar muchos elementos que se hubieran perdido. Respecto del Gigante, lo que sabemos con certeza es que es una pieza orientalizante, fenicia, del siglo VIII a.C., que representa una imagen de Hércules, según el amplísimo estudio del profesor Martín Almagro, que es toda una autoridad en la materia. La singularidad está en que sabemos que se realizó en un taller de Ronda la Vieja, lo cual no deja de sorprender. Y el busto está donde estuvo, si bien es cierto que el original ocupa la sala principal.

Puente Nuevo. Razones para el corte. Convenza a los vecinos de que la intervención es necesaria.
— Se mire como se mire, el Puente Nuevo demanda actuaciones urgentes que frenen el deterioro que se observa a simple vista. Eso no es opinable, es algo objetivo.

Si es así, tal vez faltó hablar claro a la gente y sobraron parches.
— Nosotros ponemos la realidad en la mesa del político, que es quien decide. Y lo que hemos observado… Tenemos datos ¡desde 2008! que indican que el Puente exige una intervención. Pero antes debemos mirar atrás. Se olvida que el Puente Nuevo no sólo es un viaducto para el tránsito de personas y vehículos; desde el XIX, también sirve para llevar aguas, tanto potables como negras. Pues bien, hemos detectado filtraciones calcificadas en el centro de interpretación, auténticas estalactitas y estalagmitas en estado incipiente que avisan de un deterioro importante, a lo que hay que añadir la propia erosión del río… O sea que hay razones para regular el tráfico, pero no sólo en el Puente sino en todo Armiñan. Lo que nunca se ha dicho, al menos desde esta casa, es que haya que cortar el tráfico, porque esa decisión corresponde a otras instancias.

Pero es lo que está en la calle.
— Comentarios sesgados. La realidad es que hay filtraciones que se agravan con el paso — comprobado—  de 12.000 vehículos diarios. Nosotros informamos del problema… Pero, verás, lo increíble es que cuando hemos ido a consultar si existen informes técnicos sobre el Puente nos hemos encontrado con que no hay nada. No queda otra que realizar un estudio científico que nos confirme la gravedad, de abajo arriba.

Creo que todos los ciudadanos son conformes con que hay que actuar, y más después de oírle. Sin embargo, lo que irrita es que no se haya estudiado medida alguna para no dejar incomunicadas a las personas que viven pasado el puente. ¿Tan difícil es realizar algún vial por el arroyo de las Culebras, por ejemplo?
— No me corresponde a mí decirlo. Digamos que la lógica nos indica que ambas intervenciones son necesarias, tanto conservar el puente como garantizar la comunicación de las personas. Y hay soluciones. Lo que está claro es que el deterioro en el Puente Nuevo existe y es grave. Corresponde a los políticos casar los intereses de los vecinos con las exigencias del patrimonio. ¿Es posible hacerlo? Hágase. El PGOU actual ya contemplaba un vial en el arroyo de las Culebras, pero como iba vinculado al plan especial, que no prosperó, pues volvemos donde estábamos. Lo que nadie cuestiona es que el Puente y la comunicación con el Barrio necesitan una visión global. Las decisiones políticas deben tomarse mirando siempre de frente, dando datos e información, y acordando soluciones.

¿Justo lo que ha faltado?
— Me consta que hay voluntad política para que se haga como digo. Lo que está claro es que no tomar ninguna decisión ya no es una opción: hay que actuar y eso es indiscutible. ¿Se puede demorar la solución? Desde luego que se puede, pero el problema está ahí y el deterioro del puente será más grave cada día. Esta entrevista puede servir para que los vecinos tomen conciencia de cuál es la realidad y cuáles las posibles soluciones.

Estoy convencido que del Puente se seguirá hablando. Lo dejamos y damos un salto. Como arqueólogo, deme una opinión sobre Ponz Sorolla, a quien tanto debe Ronda, y al que, sin embargo, nadie recuerda, tal vez por haber estado vinculado al régimen franquista desde la Dirección General de Bellas Artes. Y le anticipo que le voy a contar algo que no sabe.
— Con sus más y sus menos, tengo la certeza de que Ponz Sorolla fue el gran valedor del patrimonio de Ronda, buena parte del cual se hubiera perdido de no ser por él. De hecho las normas, las recomendaciones por las que se gestionó el patrimonio artístico rondeño hasta el PGOU vigente se las debemos a él.

Hasta la plaza de toros…
— Y duquesa de Parcent, y Santa María, y murallas del Carmen, y Puerta de Almocábar, y minarete de San Sebastián, en parte, y los Baños árabes y hasta las calles de la Ciudad se deben a sus intervenciones. Desde entonces no ha habido actuaciones con idea de conjunto. O sea que Ponz Sorolla contribuyó como pocos a la imagen de Ronda que ahora vemos.

Pues le voy a contar por qué se fue. Y lo sé de primera mano, porque así me lo ha dicho el funcionario que le atendía cuando llegaba en el tren de Madrid. Cuando se enteró de que se iba a levantar el edificio Royal junto a la Merced y frente a la Alameda, tiró la toalla. Es un edificio absolutamente legal, cumplía las normas, pero no se levantó en el mejor de los sitios.
— No lo sabía. Pero está claro que legalidad y estética no siempre van de la mano.

Cuestiones breves. ¿Está justificada la mala fama que tienen ustedes de ser los “retrasadores” natos de cualquier obra?
— Eso es leyenda urbana. Los técnicos informamos con la rapidez que nos permiten los medios que tenemos. Somos los primeros interesados en no causar perjuicio a nadie. Pero claro, si aparecen restos habrá un retraso. Es lo que tiene vivir en plena historia, porque Ronda y su subsuelo son un museo. Además, está todo reglado y cuando alguien decide construir en una zona de catalogación especial sabe a lo que se atiene desde el momento en que pide la licencia.

Y finalmente, ¿cuántos son al frente del Patrimonio rondeño?
— Pocos. Tres historiadores. Bartolomé como director del Museo, Pilar y yo, a los que se nos suma Juan Terroba.

Pues es increíble que cuatro personas tengan a sus espaldas tamaña responsabilidad. ¿Para cuándo una patrulla de Policía dedicada a la defensa del patrimonio?
— Eso quisiera saber yo. Ya se solicitó en un Pleno. Principios quiere la cosa. De momento no es poco apoyarnos en una delegación con funciones específicas.

¿Exigimos o no exigimos la patrulla?
Reclama la presencia de Juan Terroba, que ha estado al margen de la entrevista, dándole al ordenador. Viene y dice:

— Mínimo que al menos fuéramos dos policías, y una mayor coordinación con otros cuerpos, inspectores de obra y demás. Pero…

Lo dejamos en el pero.
Acaba la entrevista: tengo la sensación de que no he dicho ni la mitad de la mitad. José Manuel sueña con recuperar el arrabal de San Miguel. Entran sus dos hijas, y la madre, Pilar, comenta que están “hartitas” de piedras y cántaros rotos, pero es lo que hay, pienso, cuando tus padres se dedican a estudiar el patrimonio de Ronda. Se las ve alegres y hechas a la pasión que se vive en su casa cuando se habla de Historia. Vivas, radiantes, no tienen frío. Juan Terroba, como el que no quiere la cosa, me muestra varias piedras talladas: “Quinientos mil años, Ángel. Atapuerca”. Me imagino cómo tiene que ser un domingo de campo en la familia de José Manuel y Pilar. Piedras, piedras… Tal vez si las piedras hablaran, los políticos se mostrarían menos sordos a la llamada de tan buena gente.

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