Provincia de Cádiz

Menos malos humos: la contaminación se reduce un 67% en Cádiz

La limitación de la movilidad por la crisis reduce la contaminación ambiental. Ecologistas en Acción plantea aprovechar la coyuntura para cambiar el modelo

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La bicicleta ha cobrado un especial protagonismo en Cádiz en la fase 0 de la desescalada.

El transporte público, pese al distanciamiento social, sigue siendo clave para la movilidad sostenible.

Las medidas de confinamiento social y limitación de la movilidad derivadas del estado de alarma por la pandemia han producido una reducción drástica de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), la sustancia más directamente relacionada con el tráfico urbano. Según el estudio Efectos de la crisis de la Covid-19 en la calidad del aire urbano en España, elaborado por Ecologistas en Acción, en el conjunto del país, las emisiones contaminantes se han reducido un 58% hasta el pasado 30 de abril. En Andalucía, los recortes son aún mayores, apunta el responsable de Calidad del Aire de la organización, Eduardo Gutiérrez, con Córdoba (-68%) y la Bahía de Cádiz y Jerez (-67%), con una población en este caso de 755.000 habitantes, muy por encima de la media nacional.

La intensidad del tráfico ha descendido notablemente en las últimas semanas, con un -69% menos de media, cifra que se eleva al -78,29% si solo se tienen en cuenta los vehículos ligeros, lo que ha permitido estos registros porque está probada la correlación directa, explica González, por lo que la desescalada puede conllevar un aumento de la contaminación atmosférica, incluso por encima de los niveles precedentes a la crisis, advierte. No en vano, la Direccion General de Tráfico (DGT) ha llamado la atención de los conductores para extremar las medidas de seguridad a partir del lunes 11, cuando la mayor parte de España pasará de fase en el plan para la transición hacia una nueva normalidad y que supondrá la incorporación de trabajadores a sus puestos de trabajo. Muchos de ellos optarán por el vehículo privado para su desplazamiento.  

“Es el momento de cambiar de modelo”, defiende y, aunque admite que el obligado cumplimiento del distanciamiento físico complicará el funcionamiento del transporte público, considera que su uso es “la columna vertebral” de la movilidad urbana.

Ecologistas en Acción propone ampliar el número y la dimensión de los carriles bus y priorizarlos semafóricamente, facilitar sistemas de protección frente al Covid-19 a los pasajeros u ofrecer financiación de urgencia. También plantea el fomento de otros medios de transporte limpios, como la bicicleta, implantando redes y corredores ciclistas de emergencia, ofreciendo planes de ayudas para la adquisición y reparación o facilitando la intermodalidad, permitiendo viajar con bicicleta en el transporte público. Y, por último, defiende los desplazamientos a pie, con iniciativas como la ubicación de terrazas, contenedores y aparcamientos de motos preferentemente en la calzada y no en la acera, la reducción de la velocidad de circulación en las ciudades, generalizando las calles a 30, 20 y 10 kms/h para facilitar la movilidad activa o establecer calles compartidas, sin separación calzada-acera y con prioridad peatonal. En general para gestionar la movilidad, la organización defiende potenciar el teletrabajo y trayectos de menos de 6 kilómetros caminando o en bicicleta

Las iniciativas adoptadas o valoradas en algunas de las ciudades de la Bahía despiertan optimismo. En Cádiz, el Ayuntamiento, ha limitado el tráfico motorizado en el frente marítimo con el fin de ampliar el espacio útil para peatones y ciclistas. En Jerez, el Gobierno local baraja la peatonalización puntual de calles del centro durante los fines de semana para, potenciar, asimismo, su aprovechamiento comercial. El Puerto y Puerto Real tienen planes similares sobre la mesa. Educardo Gutiérrez indica que este es el camino porque la contaminación por NO2 ha ocasionado casi 7.000 muertes anuales entre los años 2000 y 2009 por causas naturales, respiratorias y circulatorias, según el Instituto de Salud Carlos III. Niños, embarazadas, personas mayores y/o con enfermedades cardiovasculares o respiratorias son víctimas de los malos humos.

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