Plaza del Pósito

Casco antiguo

El casco antiguo de la ciudad de Jaén, presidido por la catedral, es nuestro símbolo de identidad, genuino e irrepetible. Si prescindiéramos de él, no...

Publicado: 29/01/2019 ·
00:16
· Actualizado: 29/01/2019 · 00:16
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Autor

Santiago Donaire

Santiago Donaire es un histórico militante socialista de la provincia de Jaén comprometido con su tierra

Plaza del Pósito

La actualidad política y social narrada en este espacio desde la experiencia de un librepensador

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El casco antiguo de la ciudad de Jaén, presidido por la catedral, es nuestro símbolo de identidad, genuino e irrepetible. Si prescindiéramos de él, no nos diferenciaríamos de otras muchas ciudades. La mayoría de los barrios, tanto los de postguerra como los más recientes, repiten diseños en otros lugares, tal que franquicias o replicas.

No acertamos a comprender el maltrato al que se ha sometido a nuestro casco histórico, en una doble vertiente: como símbolo de identidad de toda la ciudad y como residencia de varios miles de vecinos. En la práctica es como si hubiera una intención de borrar nuestra memoria colectiva, nuestra historia e identidad.

Suciedad, falta de servicios, problemas de movilidad y habitabilidad, inseguridad, despoblación  y marginación social, han ido introduciéndose y acrecentando en las 3 últimas décadas, como una espiral decreciente sin fondo.

La derecha, que gobernó y gobierna la ciudad, es la responsable de la situación de dejadez. Tanto por su manifiesta incapacidad de gestión de los servicios municipales, como por su filosofía neoliberal que le hace ver el diseño de la ciudad como una oportunidad de negocio rápido, basado en la expansión urbanística y en el vehículo privado. Fruto de ello son los alejados centros comerciales, los residenciales desconectados de la ciudad, la prometida estación ferroviaria y la distante ciudad sanitaria; y como no podía ser menos su oposición al transporte colectivo, el tranvía.

Precisamos coordinar entre las diferentes administraciones un plan de rehabilitación urbanística y social de nuestro casco histórico, consensuado entre todas las fuerzas políticas, que sea capaz de soportar la alternancia. Una rehabilitación que consiga garantizar la habitabilidad y movilidad para los residentes, que atraiga a nuevas familias. Poder aprovechar su potencial turístico y que vuelva a ser nuestro símbolo de identidad y fuente de autoestima colectiva.

Sin ser exhaustivo voy a relacionar algunas de las promesas hechas en años anteriores, que podrían de nuevo ser consensuadas e incorporadas por todos los partidos: Completar la oferta educativa y de dotaciones sociales, construcción de viviendas públicas, dotar de aparcamientos a residentes, conseguir alguna residencia universitaria y centro educativo superior, como el conservatorio. Incentivos para el comercio local, propiciar la apertura de talleres artesanales y establecimientos turísticos. Implantación de policía de barrio, plan de rehabilitación de vivienda, seguimiento de la limpieza y mantenimiento urbano, diseño de un servicio de transporte público eficiente... No digo nada nuevo, está en las hemerotecas. Solo hay que incorporar el compromiso de cumplir, que no es poco y en eso está la novedad.   

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