Hay, en la amplia obra poética de Antonio Murciano, desde sus inicios, una clara presencia del verso de arte menor del son cancionero, mantenido como una constante caracterizada a través del tiempo. No hablo de su producción en este género, directamente destinada a la interpretación flamenca (que numerosos y destacados intérpretes de ambos sexos han hecho suyas, dando lugar a una abundosa serie discográfica, imprescindible a la hora de los balances de este ámbito), sino al lado más íntimo de su expresión lírica siempre corazonada y cálida.
Incluso me atrevería a decir que, en las últimas décadas, ha ceñido en buena medida su creación a este modo de hacer, en el que ha volcado lo mejor de sus sentimientos y su experiencia.
Ahora, Mª Carmen García Tejera, gran conocedora de la poesía de nuestro paisano -en la que ha profundizado con clarividencia y pericia en más de una ocasión-, ha reunido un ramillete de sus nanas y lo ha precedido de un análisis de las mismas, esclarecedor, como suyo.
Su título, “Las nanas en la poesía de Antonio Murciano” y el lugar de publicación, la revista “Ateneo”, del Ateneo de Cádiz, del pasado año. Con correcciones y adiciones, García Tejera ha dado a la luz una separata de su trabajo, que enriquece con una selección de las nanas de su autor.
En una introducción amplia y precisa, analiza lo que el tema ha significado en la tradición española y define: “La nana -término onomatopéyico con el que se designa frecuentemente la canción de cuna- es un género poético-musical que hunde sus raíces en las más primitivas manifestaciones folklóricas de todas las culturas y constituye una de las modalidades más características de los cancioneros infantiles”.
He apuntado que el son cancionero se manifiesta en la poesía de Antonio Murciano “desde sus inicios” y para confirmarlo basta comprobar la fecha de la primera “Canción de cuna” que abre el apartado antológico en esta entrega: 1952. Hablamos, pues, de un poeta de 21 años, que estrena su primer poemario, “Navidad”: “Lirio abierto en la nevada/ que entre lirios nacer pudo./ ¡Quién cubriera tu desnudo/ que tiembla en la madrugada!/ Déjame ser voz alada/ para cantar en tu oído./ Quédate en mi voz dormido,/ que yo velaré tu sueño,
/ mi luz, mi vida, mi dueño,/ mi lirio recién nacido”.
Con buen criterio, García Tejera ha dividido en cuatro apartados el conjunto: “Nanas de tema navideño”, “Nanas familiares”, “Nanas andaluzas y flamencas” y “Nuevas formulas en la creación de nanas”; -en esta última sección, anota la antóloga, que son estas un “cierto tipo de nanas que, aun manteniendo sus rasgos formales y sus elementos compositivos, no están destinadas a dormir a un niño”.
Y, remarca, a su vez, la notable tradición y originalidad que confluyen en la creación poética de Antonio Murciano, y la “mezcla de ternura y juego, de emoción y ritmo que singularizan” estas nanas plenas de autenticidad y lirismo.
La muestra, compuesta por quince piezas, se extiende cronológicamente hasta 2014 y se cierra con una “Nana por burlerías”, inédita: “A la nanita nana,/ miel y jalea,/ romero y mejorana,/ mi niño, ea./ Se durmió mi chiquillo, ea la ea,/
moreno y gitanillo,/ bendito sea”.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es