Llega el turno para Jorge Sousa Braga (Oporto, 1956), autor de una abundante obra poética que alcanza ya nueve títulos. De ellos, puede leerse ahora una atractiva compilación, “Diario de a bordo” (Libros del Aire. Madrid, octubre de 2011), preparada y traducida por el poeta peruano Diego Valverde Villena. En su prefacio, Valverde afirma: “De donde nace verdaderamente la poesía de Sousa Braga es del asombro. El asombro continuado ante la belleza, ante la feminidad, ante el arte, ante la vida…”. Y en verdad, que el decir del poeta portuense se sostiene sobre una constante sorpresa que respira a través de un verso que deja huella, que acaricia la conciencia y que enseña el sereno camino del amante: “No todos los frutos rojos/ merecen el cielo/ de tu boca”.
Entre el desconsuelo y la transparencia, entre la niebla y el fuego, entre el hábito y el exceso, se alza, al cabo, esta antología que descubre la voz de un autor que contempla con todos sus sentidos cuanto sucede en el interior y el exterior de su alma, que sabe ir más allá de lo que nombran las palabras y que se deja ganar por la intangible certeza de todo aquello que desea. La realidad, desde cualquier perspectiva, es materia susceptible de ser poetizada; incluso la misma patria: “Portugal/ ¿sabes de qué color son mis ojos?/ Son castaños como los de mi madre/ Portugal/ me gustaría besarte muy apasionadamente/ en la boca”.
En ocasiones, Sousa Braga utiliza la brevedad estrófica para esenciar sabiamente su mensaje, ofreciendo muy bellos ejemplos (“La mariposa que/ se posó en tu pezón/ perdió la voluntad de volar” ó “Me basta/ tu ombligo de vino/ para embriagarme” ); en otras, se acompaña de una prosa poética que lo acerca al microrelato (“Vivía en tiempos un pintor que nunca conseguía terminar de pintar un ave, fuera una cigüeña o una garza. Cuando se preparaba para dar la última pincelada, ella levantaba el vuelo. Y el pintor se quedaba mucho tiempo todavía persiguiéndola con el pincel en el cielo azul”)
Destaca en estas páginas el protagonismo que el poeta portugués concede a la figura de la madre. Memoria y presente se aúnan en busca de su cobijo necesario, mitad consuelo, mitad añoranza, que desemboca en poemas turbadores, como el que da título al volumen, “Diario de a bordo”, al que el lector debe volver más de una vez para deleitarse al hilo de su son y su verdad: “Madre, / la distancia entre yo y tú/ no se mide en centímetros sino en lilas”:
Las certeras versiones de Diego Valverde, ayudan sin duda, a captar con mayor exactitud el contenido sonoro y conceptual que destila el verbo de Jorge Sousa Braga. Un verbo revelador, de precisa ensoñación y fructífero realismo: “Al menos tus ojos/ permanecen verdes/ todo el año”.
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