Notas de un lector

Olga Marqués y la dermopintura

Meses atrás –concretamente, el pasado 15 de Octubre-, dedicaba yo esta columna con el título de “Dermopoesía”, al libro de la dermatóloga Olga Marqués, titulado “La piel (Antología Poética)” y editado por Reprofot. Decía de su autora que era una mujer experta en su especialidad e inquietísima en lo cultural, -criterio en el que me ratifico-, que había sabido hacer realidad un proyecto largamente acariciado. Ahora, tal inquietud, se ve renovada y recompensada porque la misma editorial nos brinda hoy un nuevo libro suyo “La Piel en la pintura”, colmado de intuiciones y hallazgos.


Su prologuista, el prestigioso dermatólogo Eduardo Fonseca, apunta que siempre fueron los de su profesión coleccionistas de imágenes, y que en el último siglo y medio, estas imágenes almacenadas en el intelecto, se han reproducido de muy diversas maneras -dibujos, pinturas, esculturas, fotografías, litografías, aplicaciones informáticas…-, sin que falte en todo ello una preocupación estética, que al cabo explicaría cómo muchos especialistas “trascienden de su quehacer diario hacia artes figurativas mayores o menores”; o, como en el caso singular e infrecuente de Olga Marqués, a profundizan en la riquísima -por espléndida y por abundosa- pintura universal, para extraer de ella jugosas conclusiones de toda índole y exponerlas luego diáfana y sistemáticamente.

En efecto, a lo largo de veinte capítulos y más de doscientas páginas, la autora analiza los pormenores de la piel –tacto, color, envejecimiento- y va deteniéndose en las más importantes patologías que la dañan (sífilis, lepra, viruela, parasitosis, pelagra…) y en las diferentes clases de dermatitis (atípica, seborréica. rosácea, del ama de casa…) y dermatosis (actínica, endocrinas…) etc., apoyándose en cada ocasión en los lienzos de los maestros universales de ayer y de hoy (Caravaggio, Da Vinci, Ghirlandaio, Rembrandt, Tintoretto, Velázquez, Goya, Murillo, Manet, Modigliani, Zuloaga, Kahlo, Klimt…), lo que sin duda supone el previo acercamiento a millares de obras, en una labor digna de admiración y reconocimiento.
Reconocimiento que debe extenderse al editor, que ofrece a todo color la amplia serie de cuadros que sostienen los argumentos de la autora, su capacidad de observación y su probado conocimiento del tema.

“La piel –puntualiza Olga Marqués- no es una simple capa externa que recubre el cuerpo, sino que nos protege frente al medio ambiente: su fin principal es la adaptación y la conexión del individuo con el exterior”, cumpliendo tres funciones principales: función barrera, función termorreguladora y función de relación, que ella describe y en la que no podemos ya detenernos.
Mas sí decir, que en lo que en apariencia pudiera parecer simple, juega un papel esencial en el devenir del ser humano, que la ha plasmado de mil formas en las letras y en las artes.

Bien hizo Olga Marqués rindiéndole doble memoria y homenaje.

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