En la vista celebrada ayer en la Sección Cuarta de la Audiencia de Valencia, el acusado, que permanecía en prisión provisional desde que cometió el crimen, reconoció cabizbajo los hechos ante el tribunal, con apenas un hilo de voz y visiblemente más delgado.
El fiscal había solicitado en principio para el procesado una pena de 30 años de cárcel como autor de dos delitos de asesinato, pero un acuerdo de las partes ha permitido la rebaja de la condena, que se ha fijado en 11 años y tres meses de prisión por cada uno de los dos homicidios.
La madrugada del crimen, Sergio F, con 19 años, mató a su padre, de 47, con una catana que decoraba las paredes del domicilio familiar, en la calle Filiberto Rodríguez de Catarroja.
Luego, recogió a su madre, de 46 años, que trabajaba en un salón de celebraciones de la localidad de Albal, la llevó a casa y también la mató.
Poco después tomó varios enseres de la vivienda, para simular un robo, y se deshizo del sable tirándolo a un barranco del municipio, aunque luego fue recuperado por la Guardia Civil.
Posteriormente se fue a las fiestas patronales de la localidad y entabló amistad con dos jóvenes para obtener una coartada, y llegó a las 10 de la mañana a dormir a casa de unos tíos suyos con la excusa de que no había podido entrar en su casa porque no tenía llaves y no había nadie dentro.
Al día siguiente, el joven y su tía acudieron a la casa con una copia de las llaves y, al entrar, se encontraron los cadáveres y avisaron a la Policía.
Esa misma jornada, después de que las pesquisas policiales rechazaran la hipótesis del robo como móvil del asesinato, el hijo del matrimonio fue detenido por la Guardia Civil como presunto autor del doble asesinato.
La autopsia reveló que el padre murió degollado y que la madre sufrió heridas de arma blanca y murió a consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza.
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