Matrícula de deshonor

Vamos a conseguirlo

Hoy me siento tremendamente optimista, más que de costumbre, y dispuesto a seguir manteniendo esa actitud de lucha en positivo

Publicado: 06/04/2020 ·
12:18
· Actualizado: 06/04/2020 · 12:18
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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La percepción del mundo tiene tantas realidades como personas vivimos en él. Nuestra poderosa mente percibe lo externo en base a la experiencia personal y a nuestra capacidad de imaginación, procesando en dicha confluencia ideales que podrían cambiar el rumbo de esta sociedad: soñando cosas que nunca fueron. Es curioso que pocos deseen oír aquello que muchos necesitan decir, perdiéndose posibles genialidades entre tanta facundia. La historia de la humanidad, para bien o para mal, está escrita por mentes creativas que marcaron el devenir de estos tiempos, siempre en constante evolución y adaptándose a las dificultades persistentes que nuestra propia naturaleza engendra. Particularmente, siempre he creído en el poder de la creatividad comprometida, en el espíritu creativo comunitario como eje fundamental para cambiar el mundo, sin las absurdas exposiciones de ‘egotecas’ particulares. Creo fielmente en la fusión colectiva de ideólogos que perciben el todo sin diferenciar sus partes, como instrumento para solventar la interminable lucha que nos mantienen presos en un eterno letargo”.    

Así comencé el prólogo para uno de los libros más creativos y controvertidos que he leído en mi vida. ‘7, La Odisea de los títeres’ ha sido la obra más peculiar y plural que jamás he visto nacer, y fue creada desde esta premisa que expongo: la unión y fusión de mentes con un mismo fin. Curiosamente, vuelvo a percibir la misma metodología innata en la expresión y actitud de la mayoría de los ciudadanos ante las adversidades que estamos padeciendo en estas semanas de confinamiento, apareciendo de forma natural y espontanea ese sentir colectivo y caritativo de dar al prójimo, marcando los cimientos de una sociedad comprometida y activa que se crece y se familiariza en pro del bien común.

La solidaridad que estamos observando se escapa ante la pandemia, se filtra ante este virus que no contaba con ese espíritu innato para sobrevivir desde el sentido de pertenencia, que a pesar de lo que muchos impresentables digan, es inherente a nuestra humanidad. Combatir a rivales de la talla de un elemento imperceptible como es el Covid-19 requería de respuestas tan humanas como las que estamos viviendo desde los hospitales, parque de bomberos, comisarias de policías, balcones, ventanas, redes sociales etc. Todo suma.

Hoy me siento tremendamente optimista, más que de costumbre, y dispuesto a seguir manteniendo esa actitud de lucha en positivo. Soy consciente de la realidad, del dolor de las ausencias, del miedo que nos paraliza y del otro virus, ese que hace que cada uno de nuestros ‘caídos’ sirva como herramienta para objetivos particulares: “partidarios y partidistas”. Hoy mis palabras se marchan para todos aquellos que contribuyen de una u otra manera para combatir este virus, que son mi mejor opción, mi mayor motivación y un claro ejemplo de creatividad, cooperación y unión colectiva. Vamos a conseguirlo, y todos, casi todos, seremos parte de este triunfo. Gracias.

 

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