La tribuna de Viva Sevilla

Tablada, oportunidad para un Jardín Botánico y un Arboreto

La Junta, el Ayuntamiento, la Universidad y la Diputación deben implicarse en un jardín botánico en Tablada.

Una vez más salta a la primera página el tema de Tablada. Parece que el Ministerio de Agricultura requiere al Ayuntamiento  que  determine las actuaciones que pretende llevar a cabo en esos terrenos no urbanizables, de especial protección en el PGOU y declarados  Parque Metropolitano en el Potaus.

Sevilla necesita de  un instituto de investigación científica para el paisaje y la jardinería ornamental con el propósito de recoger y mantener colecciones de plantas, su documentación y estudio, y actividades en el campo de la taxonomía. Un jardín botánico que ocupe un lugar destacado en el mundo científico e inspire ideas en la forma y el estilo del arte de la jardinería en Andalucía.


Es el momento de que se impliquen la Junta, el Ayuntamiento, la Universidad y la Diputación y otras instituciones en la creación de un jardín botánico y de un arboreto en los terrenos de  Tablada.
La gestiones para lograr un Jardín Botánico, con motivo  de la Expo 92, no tuvieron éxito, a pesar de que en el Plan Especial de Ordenación de la Cartuja se había reservado una parcela de 16 Ha. El destino de esos terrenos para otros fines privó a la ciudad de la posibilidad de inaugurar un Jardín Botánico durante la Muestra.


Hay evidencia de que los primeros jardines botánicos fueron construidos por los musulmanes en Al-Andalus en el siglo XIII. Nicolás Monardes  cultivó en su huerto  de Sevilla plantas americanas y describió por vez primera muchas especies como el cardo santo, la cebadilla, la jalapa, el sasafrás, el guayaco, la pimienta, la canela de Indias, el tabaco, el bálsamo de Tolú etc. Familiarizó a los europeos con plantas tan trascendentales como la piña tropical, el cacahuete, el maíz, la batata, la coca o la zarzaparrilla. Su contribución a la farmacognosia fue muy relevante, como demuestra el enorme interés despertado por su obra: en poco más de cien años alcanzó 42 ediciones en seis idiomas.


Fue el primer autor en informar y describir el fenómeno de la Fluorescencia. En su libro Historia Medicinal (Sevilla, 1565),  describe el extraño comportamiento de ciertas infusiones de Lignum nephriticum.


Simón de Tovar, en el siglo XVI,  fue propietario de uno de los jardines botánicos más importantes del momento en Sevilla  y de una de las colecciones de rarezas botánicas más interesantes de la época.


En 1592, el erudito Benito Arias Montano mantuvo en las afueras de la ciudad, en una finca de su propiedad llamada "Campo de Flores”, un jardín botánico.


Hay que mencionar otros dos jardines que mantuvo a finales del siglo XVI Juan de Castañeda, médico del Hospital de los flamencos de Sevilla.


En el siglo XVIII, la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, que pasaría a llamarse Real Academia de Medicina y Cirugía, creó un jardín botánico que se mantuvo hasta principios del siglo XIX.


Pedro Abat  formó un herbario de plantas cultivadas y autóctonas, que se conserva en el Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad.


En 1816 llega el jardinero Claudio Boutelou (1774-1842) como director de los establecimientos de Agricultura de la Compañía de Aguas del Guadalquivir. Formó en el jardín de las Delicias un semillero y un vivero para iniciar los estudios de aclimatación de plantas americanas.
En 1832 se proyectó un jardín de Aclimatación, del que se encargó  igualmente Claudio Boutelou. Nunca llegó a funcionar;  no pasó de la fase de proyecto.


La Sociedad Estatal Expo-92 construyó en colaboración con el Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Hispalense un Jardín Americano con una superficie de unas 2 Ha. y que albergó una importante colección de plantas americanas enviadas a Sevilla por diversos países del Nuevo Mundo, a través del Programa Raíces.


Se esperaba que el Jardín Americano fuera el precursor de un futuro jardín botánico de Sevilla, dedicado a la introducción y aclimatación de plantas ornamentales americanas y al estudio de la flora neotropical.  No fue así y sus restos, si nadie lo remedia, siguen siendo una vergüenza para el mundo cultural y científico y turístico de la ciudad.


Existen en Sevilla personas cualificadas en los diferentes campos  relacionados con la botánica, la biolologia, ecología, el medioambiente y el paisaje para poder plantear los temas específicos que podría albergar este soñado jardín que vendría a engrosar  la Red Andaluza de Jardines Botánicos y Micológico en Espacios Naturales.

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