El aeropuerto viene siendo noticia por las constantes bajadas en las cifras de viajeros y vuelos. No es la primera vez que los empresarios y profesionales del turismo somos convocados para tratar de temas relacionados con el aeropuerto y los vuelos a y desde Sevilla. Yo, como profesional del turismo desde hace muchos años, lo tengo muy claro: nuestro aeropuerto está enfermo, padece una enfermedad grave y entre todos debemos procurarle remedios.
Los síntomas de esta enfermedad comenzaron no sólo en Sevilla, sino en todo el mundo, cuando se produjo el atentado contra las torres gemelas de Nueva York. Ese día cambió el mundo del turismo. Incluso en poco tiempo vimos desaparecer del mercado a las más importantes compañías aéreas: Pan American, TWA y un larguísimo etcétera. En Sevilla, los pequeños y sufridos empresarios turísticos vimos cómo se anulaba el congreso ASTA, en el que teníamos puestas muchas ilusiones como la mejor promoción y garantías para el futuro que podíamos hacer de nuestra ciudad en el mercado norteamericano.
En muy poco tiempo se inician los vuelos low cost. Recuerdo que en una reunión del Consejo Empresarial de Turismo mantuve un fuerte intercambio de opiniones. Los técnicos de dicho consejo vaticinaban que los vuelos de bajo coste eran la gran solución del turismo en Andalucía ya que, según ellos, además de los vuelos regulares tendríamos todo lo que aportase este nuevo sistema.
La opinión de los pequeños empresarios andaluces era totalmente opuesta. Les hicimos ver que los vuelos necesitan unos retornos con la máxima ocupación posible y que Sevilla y la zona de influencia de su aeropuerto difícilmente podría originar viajeros y negocios para rentabilizar los mismos, dadas las condiciones limitadas de nuestro mercado emisor.
Por los datos que entonces teníamos y por la experiencia de otros aeropuertos y de las propias compañías aéreas, se estimaba que si llegábamos al 50% de vuelos de bajo coste nuestro mercado de turismo receptivo se vendría abajo y tendríamos que cambiar los planteamientos comerciales, profesionales y empresariales.
Las razones eran que con este tipo de vuelos lo primero que falla es el mercado de los tour operadores y el mercado de grupos, así como muchos viajes de incentivos y congresos, que hasta entonces eran nuestros principales abastecedores de clientes. Al faltar estos tour operadores, los grupos y el mercado del turismo de reuniones, se cambiarían las costumbres del mercado e incluso el tipo de turista.
Poníamos como ejemplo otros sitios como Gerona, Fuerteventura y Granada, todos ellos superando el 50% de líneas de bajo coste y que han quedado muy limitados, casi de forma exclusiva en manos de compañías aéreas low cost, que sólo intentan financiarse con subvenciones y sin aportar nada nuevo en el mercado salvo las ofertas de vuelos baratos, sobre todo en los anuncios, ya que cuando se intenta comprar el billete las verdades en los precios son otras que las ofertadas.
Desde la Expo 92, el turismo sevillano apostó por la calidad y tanto las autoridades como las empresas tomaron consciencia de ello, pero de pronto esto ya no vale. Lo que ahora importa es el precio por encima de todo y ello da pie al inicio de una nueva época en los viajes.
Y ya que hablamos del aeropuerto, se suprimen, por ejemplo, los fingers para el embarque y desembarque. Esto que tanto nos costó conseguir se suprime y ahora, como dice mi admirado amigo Antonio Burgos, en lugar de fingers debemos hacer un paseíllo torero por las pistas en busca del avión. Ya nada se incluye en el billete. No hay atenciones con los clientes. Comidas o bebidas hay que abonarlas aparte. Y hasta traer una ensaimada de Mallorca tiene que abonarse aparte. Lo anecdótico es que se paga más por el transporte de la misma que por lo que vale.
Las tarifas que se publican son totalmente engañosas. Se incumplen muchas normas pero nada importa; lo único, el precio por encima de todo , pero sólo el del anuncio y no el final. Realmente, se ha producido una revolución en el mundo del transporte aéreo, que afectará a la gran mayoría de aeropuertos y mercados turísticos.
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