La Tribuna de Nertis

Pasión de catalanes

Soy consciente de que sobre el problema de Cataluña -la llamada “Pasión de Catalanes”- se han escrito mucho y por gente mucho más conocedora del problema...

Soy consciente de que sobre el problema de Cataluña -la llamada “Pasión de Catalanes”- se han escrito mucho y por gente mucho más conocedora del problema que yo, pero como me parece increíble todo esto que está pasando, no puedo dejar de escribir un poco sobre esto y manifestar mi modesta opinión.

Todo esto tiene muchas aristas y es un tema muy complejo, pero desde luego, no puedo creerme lo que cada día veo y oigo. Y es que es de una desfachatez que molesta. ¿Acaso se creen estos señores -minoría, por cierto- que los demás ciudadanos del país al que pertenecemos, los que no somos independentistas, somos imbéciles? ¿Acaso piensan que también son imbéciles los que se creen catalanes y sienten Cataluña como algo distinto al resto de los territorios españoles, pero que no creen que sea bueno separarse de España? ¿También son tontos estos? Lo que desde luego hay es una falta de respeto imperdonable para con el reto de los ciudadanos, catalanes y españoles en general.  

Pero el problema está en que ellos se lo creen. Se creen que tienen toda la legitimidad del mundo para de un plumazo y porque a ellos les dé la gana, cambiar a su manera y gusto todo un orden constitucional (nuestro y suyo), todo un conjunto de reglas, costumbres,  normas, que todos nos dimos en su día. No pueden hacerse así las cosas, hay que observar, en garantía y respeto de los demás, todos los procedimientos que existen para poder conseguirlo, y eso es lo que ellos no quieren. Quieren hacerlo “a las bravas” saltándose todo cuanto se les pone de frente sin el menor argumento de peso. Llevan como bandera “la democracia” y lo que hacen es justamente lo contrario, no respetar a quienes piensan de forma distinta. Ya lo vimos los pasados días en esas bochornosas sesiones parlamentarias para aprobar en modo “express” las normas de desconexión, donde tuvimos ocasión de ver cómo privaban de la palabra a los parlamentarios que no piensan como ellos, saltándose además a la torera todas las normas de funcionamiento de la Cámara que no les venía bien y que suponían garantías para los “contrarios”.

Puede haber otra manera más grave de torpedear la democracia? Yo creo que no.
Pero es que, a pesar de todas las advertencias, ellos han tomado la determinación de seguir, de plantar cara al Estado, y éste no va a tener más remedio que reaccionar, lo que nos llevará a situaciones absolutamente imprevisibles.

Y lo que considero más grave en todo esto es ver cómo se convierten en indeseables todos aquellos que han manifestado no estar de acuerdo con el referéndum. Es más que probable que si esto sigue adelante sea tanta la presión y el desprecio que sufran que no tendrán más remedio que irse a vivir a otro lugar, abandonando su tierra.

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