Jesús Manuel González Beltrán
Por fin, tras casi dos años de espera, El Puerto vuelve a tener un presupuesto tras su aprobación en el pleno del pasado lunes 23 de julio. Todavía no es definitivo, quedan algunos trámites y que nadie los impugne, como hizo el PSOE en 2008, en defensa de los intereses de la concesionaria del servicio de limpieza por encima del beneficio público, pero todo apunta a que por el mes de septiembre estarán en vigor.
En principio la noticia es buena. En lo que quede del 2018 habrá un documento financiero-contable que servirá de referencia y en el 2019, año en el que difícilmente se sacará un presupuesto, teniendo en cuenta las convocatorias electorales que se avecinan (andaluzas, municipales y generales), se podrá contar con una prórroga relativamente actualizada. Y la noticia también es de destacar pues es el resultado de un acuerdo entre el bipartito en el gobierno PSOE-IU y el PP, principal partido de la oposición.
Estas tres agrupaciones, y alguna otra, han mostrado en los medios su posicionamiento con respecto a la aprobación, buscando, por supuesto, la rentabilidad política. Ha sido una semana más que de presupuestos de foto-supuestos, de marketing electoral.
El PP parece, al ser el artífice del desbloqueo de las cuentas, el gran beneficiado. Se presenta como un partido responsable que es capaz de llegar a acuerdos, incluso con aquellos que en estos últimos años le han insultado hasta la saciedad. Además, obtiene munición para censurar al equipo de gobierno de PSOE-IU cuando dentro de unos meses, por falta de tiempo o por desidia, no haya podido ejecutar las inversiones acordadas, la mayoría de ellas con fecha de caducidad el 31 de diciembre de 2018. Al PP se le podría achacar que si toda su oposición se cuantificaba en unos 500.000 €, menos del 1% del cómputo global del presupuesto, por qué tantas vueltas para terminar apoyándolo.
IU ha hablado poco, como siempre. A veces se duda si está en el gobierno. Y su portavoz se ha limitado a criticar a Levantemos y a la “utilización política que ha querido hacer de estas cuentas” como oposición. Como si presentarlas y echarse flores no fuera, igualmente, “una utilización política”.
El PSOE, sibilino él, recurre a frases como “presupuesto sin grandes inversiones porque no son tiempos expansivos”, para ocultar su carencia de iniciativa y proyecto de ciudad; “hemos estado trabajando muchísimo tiempo”, para referirse al retraso en la aprobación; “estos presupuestos son de todos” o “son fruto del consenso”, para no decir abiertamente que han pactado con “la derecha de los recortes”, el PP. Tres años, no más, para este cambio drástico en el photocall, lo que no se vea en política.
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