La Pasión no acaba

Ciudad desnuda

No duerme la ciudad, somos nosotros quienes no hemos aprendido a despertar en sus brazos. Ella no está apagada, somos los afortunados moradores de este trozo...

Publicado: 01/04/2020 ·
22:52
· Actualizado: 01/04/2020 · 22:52
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  • Un hombre camina por la solitaria calle Sierpes. -
Autor

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

La Pasión no acaba

Dedicado al alma de

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No duerme la ciudad, somos nosotros quienes no hemos aprendido a despertar en sus brazos. Ella no está apagada, somos los afortunados moradores de este trozo de paraíso quienes no sabemos abrir los ojos. La ciudad está como siempre, sigue esbelta, hermosa, altiva, guapa sin querer, naturalmente femenina, irresistible, sencilla, suave y frágil. Pero ahora no le tiramos nuestros ojos con la velocidad ordinaria de una vida tan rápida como exenta de paladar. Ahora la contemplamos, la acariciamos, la miramos detenidamente, la acariciamos, tocamos su piel y nos quedamos fijos, suspendidos en sus retinas, aguantando ese caudal de amor que se te viene encima cuando clavas tus ojos en la persona que amas con todo tu ser, con cada poro, con cada latido, en cada segundo de tu vida.


Sevilla es la misma, exactamente la misma. Pero ahora te llama la atención porque no la has dejado pasar con la esperanza de verla otro día. La has agarrado del brazo para darle la vuelta y pedirle que te deje mirarla de frente, disfrutarla de frente, sentirla y notar en tu pecho que el corazón late por ella, para ella.


Sevilla está desnuda, tiene el pelo suelto y sigue con su mirada baja. Nunca fue belleza de presumir ni musa de levantar la voz. A ella le gusta el silencio del amor, que es ese silencio rotundo y maravilloso que se produce cuando dos personas que se adoran con delirio se bastan con enfrentar sus ojos y lo demás…ya se encarga el amor verdadero.


Habla poco y cuando lo hace sentencia. Es inteligente, tan hermosa que por ella no pasan los años y pasamos quienes sentimos por su existencia algo inenarrable que aún no alcanzaron a definir las letras. La ciudad mantiene su belleza como detenida en el tiempo, sostenida. Cuando llega la noche perdura su luz, no parece que haya pasado un día por su cara, por su piel, por su manera de andar. Sevilla es el grito silencioso que se nos escapa por dentro cuando no podemos chillárselo a una mujer exageradamente bonita. Es un exceso, una hipérbole, un paraíso que se nos queda corto cuando queremos describirla, un poema por terminar, un verso imposible, una locura real, un paisaje de Dios.


No duerme la ciudad, somos nosotros quienes no hemos aprendido a despertar en sus brazos. De regreso a casa, sin más vida en las calles de Sevilla que la nostalgia de lo que debió ser una nueva Semana Santa, he sentido esta noche que nos mirábamos a solas, a escondidas, sin más testigos que los latidos de mi corazón que a esta hora no sabe cómo decirte, ciudad desnuda, que tendré los ojos más abiertos cada día. Tú no duermes, somos nosotros, Sevilla, quienes no sabemos detenernos a mirarte.

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