Lo ha escrito Ana Iris Simón en ‘El País’: “Por si esta izquierda fuera poco, tendremos que soportar a una derecha más perdida que el barco del arroz”. El mayor problema de Alberto Núñez Feijóo, sí, consiste en que carece de proyecto, o al menos no ha dejado públicamente claras sus propuestas de gobierno para España, y menos aún para Cataluña. Barcelona lleva mucho tiempo queriendo ser Madrid o París, y eso lo entendió Zapatero en su día, y ahora Pedro Sánchez, pero la derecha parece obcecada en no admitir para Cataluña nada más allá del artículo 155 de la Constitución. Feijóo dio el domingo un paseo por la Plaza Mayor de Madrid, y visitó, acompañado por Isabel Díaz Ayuso, las fruterías de un mercado próximo, para dejar claro que a él también le gusta la fruta. Porque esa cuestión sí se ha convertido en una premisa determinante de la ideología última del PP: les gusta la fruta como al primo de Zumosol.
Feijóo sólo puede pactar con Vox, y eso supone una dificultad de calado, porque en España no hay sitio político para perfiles como el de Milei o Wilders, debido a una atmósfera que envuelve la conciencia política del país, sustentada en la tradición oral de las últimas décadas, el testimonio de los viejos, las películas, y la literatura, una atmósfera, decíamos, contraria a los iluminados de la extrema derecha, que arranca de la Guerra Civil y de los 40 años de dictadura. Este país no quiere un Trump porque ya tuvo un Franquito, que así llamaban en África al César Visionario. Además, la clase media, que sostuvo con sus votos al PP y al PSOE felipista durante la larga trayectoria del bipartidismo, se encuentra en vías de extinción. Lo entendió muy bien Pedro Sánchez en 2019 cuando casi calcó el discurso de Pablo Iglesias. El gentío identifica al PP con los recortes, circunstancia que pesa considerablemente en el momento del voto. Por eso, Feijóo habría de potenciar la imagen de ‘autoritas’ y ‘potestas’ que exhibió triunfal en su Galicia de las mayorías absolutas, elaborar un mensaje contundente, atrevido e innovador, y dejar de morder la manzana, seguramente envenenada políticamente, que le alcanza Ayuso en las fruterías. Días después de la celebración de las elecciones generales del 23-J dijo Feijóo: “Consolidar esa mayoría en acuerdos de mayoría para gobernar entre las mayorías a la mayoría del pueblo español”. Ya lo escribió el gran Truman Capote: “La vida es una buena obra de teatro con un tercer acto mal escrito”.
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