Todo comenzó en un parque, a finales de 2016. Juan Pedro Rincón coincidió allí con un amigo de su juventud, “antiguo activista”, y comenzaron a hablar de la “inmovilidad de la gente, pero también de la desesperanza”. Fue entonces cuando comprendió que “no valía con quejarse, sino que había que movilizarse”. De aquella charla hasta hoy han sucedido muchas cosas. La principal, que lo que empezó como una conversación se ha convertido hoy día en una de las mareas, la de pensionistas y jubilados, con mayor número de seguidores y con mayor éxito de convocatoria.
Ahora, en verano, tras el cambio de gobierno y la promesa de la revisión de las pensiones con la subida del IPC, el ambiente está un poco más calmado, pero auguran un otoño caliente en las calles, y para ello están centrando ahora sus esfuerzos en incorporar colectivos a su marea.
“Queremos vertebrar dentro del movimiento a colectivos de jóvenes. Ya tenemos relaciones con algunos de ellos, pero también queremos que se impliquen los trabajadores. Queremos que ésta sea una marea de pensionistas, jubilados y trabajadores, sobre todo los precarios”, apunta Rincón.
Ceferino Caro, por su parte, señala que, en realidad, hay una propuesta más: “Una es la que dice Juan Pedro, y otra la de crear una unificación popular, para atraer y añadir a gente. Ya que muchos ven marea de pensionistas y jubilados y piensan que no tienen cabida”; algo a lo que también se suma Juan Pedro. “En la conciencia de muchos está la idea de un movimiento que lleve a una unificación ciudadana con la participación de muchas organizaciones, ya que la división que hay entre los partidos y sindicatos es una impostura. Hay que confiar en la acción popular y obligar a una unificación práctica en las reivindicaciones”.
El objetivo es lograr el máximo número de apoyos, porque aunque la entrada del nuevo gobierno “ha ayudado a rebajar la tensión y se ha creado una expectativa positiva, no nos fiamos”, expone Rincón. “Hemos pasado de Guatepeor a Guatemala”, incide Mercedes Rebollo, también integrante de la marea.
“Nosotros somos mayores y ya sabemos que las causas que nos han traído aquí son responsabilidad de los que nos han gobernado. Por eso, aunque estemos moderadamente optimistas con la situación nueva a ver qué hacen, seguimos con la desconfianza porque entre todos los políticos se han encargado de traernos hasta aquí. Y la división entre el pueblo, aparte de la inmovilidad, es provocada por ellos”, resume Rincón. “La cuestión es que este gobierno es más sensible, pero la marea no está para respaldar a gobierno alguno, sino que gobierne quien gobierne las pensiones y los salarios se defienden, que es la orientación que estamos asumiendo”.
Por ello mismo, mantienen cada semana sus actividades y reuniones y tras las asambleas que se celebrarán en septiembre se decidirá el nuevo calendario de movilizaciones. “Los martes hacemos concentración en la puerta del Ayuntamiento y después vamos caminando hasta el Gallo Azul con la pancarta. El 16 tenemos un grupo de trabajo y el 21 una asamblea general. En septiembre hay una provincial en Medina, con la participación de todos los pueblos, donde llevaremos nuestras propuestas. Funcionamos bien. No somos partidistas ni sindicalistas, aunque los haya. Somos un grupo abierto, cada uno con su ideología”, expone Ceferino Caro, y a lo que añade Juan Pedro Rincón que “ya hay cosas pensadas, y se ha pedido que seamos más contundentes, y lo seremos si no hay respuesta a las reivindicaciones. Se quiere hacer algo más que concentraciones y manifestaciones”.
El mensaje no lo transmiten solo ellos. Victoria Portas, portavoz de la coordinadora estatal por la defensa de las pensiones, trasladaba este viernes un comunicado a las mareas de toda España, en el que defendía que “el logro de nuestras reivindicaciones está solamente en nuestras manos, dependerá de la capacidad de presión en la calles y de la unidad de aquellos colectivos y organizaciones que defendemos un modelo de Seguridad Social, público, solidario y de reparto. Este otoño deberemos redoblar esfuerzos, tenemos que seguir dando charlas y conferencias, creando y desarrollando nuevas plataformas, pero principalmente seguir en las calles pues esa es nuestra gran arma, la arma que es capaz de dar vuelta a un gobierno y de levantar a políticos de sus asientos, y solamente lo conseguiremos si somos capaces de llevar a buen fin la transformación organizativa que estamos llevando a cabo”.
“Ahora que ha cambiado el paisaje político -insiste Rincón- hay que reconstruir un poco la lucha. Soy optimista, pero siempre prefiero guardar mi opinión porque somos mayores y se han prometido cosas que no se han llevado después a cabo por motivos de cuestiones macroeconómicas”. A pesar de todo, son conscientes de la inestabilidad que vive ahora mismo este gobierno, pese a lo cual no tienen tan claro que lo mejor sea adelantar elecciones. “Si este gobierno hace bien las cosas tendremos un margen para que en las próximas elecciones haya un cambio y se vea el trabajo”, señala Rebollo, aunque Ceferino Caro también subraya que “no solo queremos palabras, queremos hechos”.
Lo que tienen claro es que su movimiento ha demostrado el poder de la voz en las calles, y que si refuerzan ese papel podrán conseguir sus objetivos, de ahí su llamamiento a los jóvenes y a los trabajadores, ya que no se trata solo de asegurar las pensiones, sino de que se paguen salarios más altos que ayuden a la sostenibilidad del sistema.
“Los jóvenes con los que estamos hablando tienen mucha voluntad, pero al mismo tiempo están inmersos en un círculo de estudios, trabajo y miedo al futuro, incluso la falta de confianza en la acción política. Aparte de los agobios que tienen, además están sometidos por este sistema hedonista que no les permite ni siquiera pensar. El que está trabajando tiene su hipoteca o su coche, que son una prisión, y ve ahí su problema”, reflexiona Rincón.
Rebollo, por su parte, insiste en la concienciación social sobre el problema. “La gente no está informada en Jerez. Nos dicen que si van a subir las pensiones, por qué no paramos, pero lo único que han hecho hasta ahora es querer taparnos la boca, y hasta que no esté todo amarrado y firmado, aquí no se para”. Próxima estación: septiembre.
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