Podía leerse que “el barrio de Santiago es uno de los barrios más populares y con una personalidad más marcada de la ciudad de Jerez. Surgido como arrabal al norte de la muralla en el s. XIV, tras la conquista de la ciudad por parte de Alfonso X El Sabio, actualmente es un barrio céntrico y populoso, orientado a la campiña jerezana y cuna de numerosos artistas flamencos. De arquitectura tradicional andaluza, abundan las casas de vecinos, patios repletos de macetas junto a antiguas iglesias, comercios tradicionales y edificios civiles suntuosos”. ¿Qué queda de esa reseña histórica sobre el barrio que surgió a raíz del arrabal de casas que se crearon en el s. XIV a las afueras de la Puerta de Santiago, entonces del Olivillo o de los alrededores de esa ermita con la advocación de Santiago, que mandó construir el Rey Sabio, para agradecerle la victoria de las huestes cristianas? Esta advocación acabaría por dar nombre al futuro templo y por ende, a toda esa zona, que por el crecimiento natural de la ciudad y el trasiego de entradas y salidas del recinto amurallado, acabaría por tomar forma de barrio. Un barrio que fue creciendo teniendo al templo de Santiago y su plaza como centro geográfico y sentimental. De forma paralela a la muralla surgieron la calle Ancha y la calle Muro.Hacia la Basílica de la Merced nació la calle de la Merced. Hacia la Capilla del Calvario, la calle de la Sangre, actualmente conocida como Calle Taxdirt. Alrededor de estas calles principales surgieron otras como la calle Nueva, Cantarería. Un barrio flamenco y señero, señor y bello que no vive sus mejores tiempos y que sus propios vecinos, a través de la Asociación Jerez por Santiago, quieren revitalizar haciendo un estudio de cómo está realmente el barrio, aunque se es consciente que “se encuentra muy deteriorado, con una calle Nueva que se ha convertido en un punto crítico debido al abandono de numerosas viviendas y la presencia de okupas”, explicaba en Viva Jerez Miguel Ángel López, el presidente de esta Asociación que pretende que Santiago, además de tener vida, de la que carece ahora, sea también un referente turístico al reclamo del flamenco.
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