Centro Histórico ha traído consigo la puesta sobre la mesa de siete actuaciones que se entienden son fundamentales para el primer paso del desarrollo de una zona catalogada de patrimonio histórico artístico y que presenta un estado de abandono y deterioro realmente alarmante.
Con Alejandro González hemos repasado estas siete actuaciones que se quieren poner en marcha con el Plan Urban. Primero refiere el presidente de la Asociación de Vecinos a la “consolidación del Palacio de Riquelme, en la plaza del Mercado. De lo que se trata es de que no se caiga. Luego tendría que venir la restauración. Sería algo muy importante pero, de momento, hay que evitar que se derrumbe”.
También se quiere restaurar el “Palacio de Villapanés, que no se encuentra en el Centro Histórico, pero que se ha metido en la mesa”.
Importante también es “la reordenación y urbanización de la plaza Belén, que iba a ser, a priori, la maquinaria para remozar el casco histórico y que se encuentra sin vida, con una única vivienda ocupada y esperando los acontecimientos. Ahora se le ha cedido la Nave del Aceite a la Peña La Buena Gente, lo que nos parece una idea muy acertada porque pueden promover actos y darle vida a ese sector. Además, la Peña siempre ha estado ubicada en el casco histórico, ya que estaba anteriormente en la plaza San Lucas”.
Otra actuación es la de “la rehabilitación del Tabanco del Duque, donde se puede montar un sala de exposiciones y conferencias. De momento lo que se ha hecho es evitar que su derrumbe causase alguna desgracia”.
Otra iniciativa es convertir la plaza Limones, donde se encontraba hace años la delegación de la ONCE, “en una plaza pública” y también la de llevar a cabo una promoción de viviendas, de renta libre, en la calle Barranco “en esa edificio que se encuentra apuntalado frente a la actual Comisaría de la Policía Nacional”, así como la urbanización del entorno de la Iglesia de San Juan de los Caballeros, quitando unos garajes, “para que se pueda dar la vuelta al templo” y todo ello con el Plan Urban, con unos veinte millones de euros que “no es que sea la panacea pero que es importante que se tenga”, sobre todo para intentar poner en orden donde es un auténtico desorden urbanístico y patrimonial y con la esperanza de que el Palacio de Riquelme pueda ser el que “tire de carro del nuevo centro histórico de Jerez”.
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