Tite Curet Alonso y La Lupe debieron ver el futuro con bastante claridad. No es extraño porque se acercaron – sobre todo ella- a la santería cubana y antillana. Ambos caribeños, ella cubana y él puertorriqueño, sabían de pasado, presente y futuro de los sufrimientos y de las esperanzas que se ven en los boleros. Él compuso y ella cantó algo que vieron en su bola de cristal, tras la ceremonia que, más que probablemente, se celebró en el patio de la casa del santero cubano Enriquito el de Guanabacoa - Enrique Hernández Armenteros se llamaba-. Era un día lluvioso y, a modo de aparición, tras echar los caracoles al suelo, degollar un gallo para el sacrificio, les salió, invocando a sus dotes adivinatorias, un holograma mágico continuado de la política andaluza y española de estos meses. Allí nació la canción más representativa de ambos: Puro Teatro.
“Igual que en un escenario / Finges tu dolor barato / Tu drama no es necesario/ Ya conozco ese teatro / Fingiendo / Que bien te queda el papel / Después de todo parece/ …Mentiste serenamente/ Y el telón cayó por eso/ Teatro / Lo tuyo es puro teatro/ Falsedad bien ensayada/ Estudiado simulacro/ Fue tu mejor actuación/…Perdona que no te crea / Me parece que es teatro / Perdona que no te crea / Lo tuyo es puro teatro”.
Ése es el teatro de Rivera, Casado y Abascal, de Bendodo, Marín y Moreno, de Ortega Smith y de Francisco Serrano… con diverso acompañamiento en comunidades y ayuntamientos. Es un espectáculo teatralmente atrayente. Parece que todos hubieran pasado por las audiciones del famoso centro de formación dramática de Actors Studio y aprendieron las actuaciones de los más destacados representantes de la escena y el cine mundial. Lo hacen perfectamente. Pero, por mucho que hacen denodados esfuerzos en sus comparecencias ante la prensa y las escenificaciones, bien articuladas, en los parlamentos y corporaciones locales, nadie los cree.
Es un burdo intento de engañar a todos pero –ya se sabe- engañaron a algunos un tiempo, y a muchos una temporada pero a todos todo el tiempo es imposible. Políticamente es todo posible menos el engaño masivo. Y en eso estamos. El mentiroso “intenta imponernos su voluntad. Su objetivo es – dice H.G. Frankfurt- inducirnos a aceptar sus patrañas como si de una descripción exacta del mundo se tratase”. No cuela.
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