El Colegio de Arquitectos de Jaén en alianza con otros colectivos ha tenido la iniciativa de realizar un taller internacional de paisaje dedicado de manera casi monográfica a exaltar el papel de la Catedral en el paisaje urbano de la ciudad, todo ello, es fácil deducirlo, como una aportación de estos profesionales y expertos en homenaje al templo que legítimamente aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad, en el expediente conjunto con las ciudades emblema Úbeda y Baeza. Las aportaciones han sido de gran interés y aunque el monumento no se mueve y podemos verlo todos los días, estas jornadas nos están acercando al papel que juega la seo dentro del entramado urbano, desde cualquier punto cardinal de la geografía de Jaén es fácil advertir la majestuosidad del primer templo que sirve en efecto para la identificación de la ciudad porque es su principal referencia. Tanto es así, han señalado con razón los expertos, que sin esta seña de identidad se haría hoy difícil una definición urbana de Jaén. Todos estos y otros muchos que en estos días se han esgrimido, son también argumentos de peso para añadir a los ya contenidos en el expediente sobre el que en breve ha de pronunciarse la Unesco. La Catedral no admite la más mínima duda, ella sola, por lo que es y por lo que representa, por su singularidad arquitectónica, lo tiene todo a su favor y es orgullo de Jaén. Lo que suscita menos consenso es, como está cada día en el debate mediático y ciudadano, el entorno, descuidado y nocivo para el fin que se persigue, la verdadera asignatura que frena el ambicioso proyecto de futuro.
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