En España existen más de 28.000 centros de educación no universitaria, la mayoría en edificios carentes del aislamiento térmico necesario para afrontar temperaturas extremas y de zonas de sombra en sus patios, lo que está llevando a plantear la posibilidad de suspender las clases en épocas de mucho calor.
Para padres y expertos, flexibilizar el horario escolar para evitar temperaturas máximas, como han acordado en Madrid o Andalucía, no puede ser la solución; como tampoco puede serlo instalar masivamente aparatos de climatización, que con su elevado consumo energético contribuyen a la crisis climática.
A su juicio, la solución sólo puede pasar por la rehabilitación de los centros educativos, en cuyo interior se llegan a superar los 32°C, para adaptarlos a los efectos de un cambio climático que, como advierten los científicos, cada vez serán más extremos.
Tras unas temperaturas máximas de récord en abril, la Junta Directiva de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres (CEAPA) abordará previsiblemente en junio la necesidad de adaptar los centros educativos mediante una acción a nivel estatal.
"La solución no puede ser que pidan dinero a las asociaciones de padres y madres (AMPAS) para comprar aires acondicionados o que se suspendan las clases por calor porque ¿cómo conciliamos?", ha dicho a EFE la presidenta de CEAPA, María Capellán.
"Los colegios e institutos son edificios públicos. A nadie se le ocurría plantear cerrar servicios administrativos por calor", según Capellán, que ha recordado que, en 2020, Andalucía aprobó la Ley de Bioclimatización para la mejora de las condiciones térmicas y ambientales de los centros educativos, sin que haya habido avances significativos.
"Si allí, que lo tienen regulado no lo están haciendo, imagínate en el resto", ha lamentado la presidenta de CEAPA, que ha asegurado que exigirán la adaptación de los centros educativos de toda España porque todos los niños y educadores deben tener derecho a las mismas condiciones, independientemente de la comunidad en la que estén.
ASILAMIENTO Y SOMBRAS EN PATIOS
Un elevado porcentaje de los centros de educación no universitaria de España (más de 28.000) fue construido antes de la aprobación de cualquier normativa de eficiencia energética y, por tanto, debe ser rehabilitado para adaptarse a los efectos del cambio climático, pero también para frenarlo, según la presidenta del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), Marta Vall-LLossera.
Aunque cada centro debe ser adaptado en función de sus propias características y de las circunstancias climáticas de zona en la que esté ubicado, siempre deberían cumplirse unos requisitos mínimos para reducir al máximo su consumo energético y, al mismo tiempo, hacer frente, por ejemplo, a temperaturas máximas o mínimas extremas.
Entre las medidas para lograrlo, ha destacado la incorporación de aislamiento térmico en fachadas y cubiertas, posibilidad de ventilación cruzada o creación de espacios bien iluminados, ventilados y adaptados a los nuevos sistemas de enseñanza.
Para "refrescar" los patios, lo ideal sería plantar árboles y, en su defecto, instalar toldos para generar zonas de sombra, según Vall-Llossera, que ha abogado también por dotarlos de fuentes y sustituir suelos duros por pavimentos permeables al agua de lluvia.
Con el fin de acelerar el proceso, habría que plantear incentivos y políticas públicas de impulso a la mejora de eficiencia de cualquier edificio, como ya se hace con las viviendas.
"Deberíamos poder garantizar a todos los niveles, en todos los centros, públicos, privados o concertados, de ciudad o del ámbito rural, que se cumplan determinados requisitos de confort en las aulas", ha añadido.
Las mejoras tienen que hacerse pensando en el largo plazo y, por tanto, no deben limitarse a instalar aparatos que cuando su vida útil baje "nos hagan volver a la casilla de partida", según la experta, que ha recordado que un tercio del consumo energético procede de los edificios.
MEJOR CON SOLUCIONES BASADAS EN LA NATURALEZA
El cambio climático ejerce presión sobre los edificios públicos de educación, en los que se superan los 32°C durante épocas de calor entre mayo y octubre (incluso abril), ocasionando problemas de salud y estrés térmico para alumnos y profesores, según Miguel Vega, del Real Jardín Botánico-CISC y coordinador del proyecto cofinanciado con fondos europeos Life myBUILDINGisGREEN.
Muchos de ellos fueron construidos con anterioridad a la normativa básica de condiciones térmicas (1979) y la estandarización del aislamiento térmico (2006), por lo que hoy "nos encontramos con edificios insuficientemente aislados térmicamente y con escasa protección solar en los huecos de ventana", lo que produce efectos de sobrecalentamiento en caso de elevada temperatura exterior.
En busca de alternativas al aire acondicionado o el cambio de horario escolar, myBUILDINGisGREEN testa el uso de soluciones basadas en la naturaleza como la opción más sostenible, natural y económica para mejorar el confort ambiental y térmico en el interior de estos edificios.
Entre éstas: cubiertas verdes y azoteas bioclimáticas, fachadas vegetales, estructuras de materiales sostenibles para dar sombra en zonas exteriores o el uso de superficies drenantes con menor inercia térmica que facilitan la integración de suelo vegetal en las infraestructuras grises.
Estas soluciones no solo reducen la temperatura interior y el efecto de isla calor, sino que evitan el aumento de emisiones y captan parte del CO2 atmosférico, al tiempo que proporcionan recursos educativos y una mayor conexión del alumnado con la naturaleza.
Además, embellecen los edificios y barrios donde se implementan, propician un aumento de la biodiversidad local o proporcionan beneficios ecológicos, como corredores verdes para polinizadores y aves.
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