“Nuestros aviones son seguros. Lo afirmamos, lo afirma la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), lo afirman nuestros clientes”, reiteró Brégier en una entrevista que ayer publicaba el diario La Dépêche du Midi.
El número dos del constructor europeo consideró “irresponsables” los artículos publicados en Francia que apuntan a fallos en los sensores de velocidad como causa del siniestro.
“En este estado de la investigación no hay ninguna relación entre el accidente del avión de Air France y cualquier endeblez de navegación del aparato”, dijo.
Esa reacción, la primera de un directivo de Airbus, va en consonancia con la mostrada por la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA), responsable de las pesquisas, y por Air France, propietaria del avión.
Mientras que el BEA reiteró que “no hay ninguna relación establecida entre los sensores y las causas del accidente”, el director general de Air France, Pierre-Henri Gourgeon, dijo no estar “convencido” de que el fallo en estos provocaran la catástrofe.
Brégier reconoció que el avión registró “incoherencias en la velocidad medida” pero señaló que “ahora queda por definir el motivo”. El directivo de Airbus señaló que los fallos están previstos en los manuales de vuelo de los aviones y precisó que “los aviones están certificados para estas circunstancias”.
“Por eso recordamos a las compañías aéreas los procedimientos a aplicar si estos incidentes aparecen. Repito, el problema de los sensores no presagia las causas reales del accidente”, dijo.
Recordó que en la actualidad hay 600 aviones A330 similares al siniestrado en el Atlántico que suman 13 millones de horas de vuelo y que el del AF447 fue “el primer accidente mortal” de este tipo de aparatos en operación.
Brégier indicó que en el caso de que la investigación demuestre la implicación de los dispositivos de velocidad tomarán “las medidas necesarias”. En cuanto a la decisión de algunas compañías de cambiarlos, el director general de Airbus indicó que es una decisión que han tomado de forma voluntaria “bajo la presión de los pilotos o de la opinión pública”.
Indicó que Airbus colabora con la Oficina de Investigaciones y Análisis para tratar de definir la causa del accidente y destacó que “será el descubrimiento de las cajas negras lo que permitirá esclarecer qué pasó con el vuelo de Air France”. En caso de que no se hallen, Brégier indicó que “habrá que estudiar lo que se tenga, los restos del aparato darán información”.
LA BÚSQUEDA
Las esperanzas de recuperar los cadáveres de los 228 pasajeros se desvanecieron ayer, cuando las autoridades brasileñas admitieron que será “casi imposible” rescatarlos todos. Once días después de la tragedia, el brigadier Ramón Cardoso, jefe del Departamento de Control del Espacio Aéreo de la Fuerza Aérea Brasileña, dijo que rescatar los 228 cadáveres supone ya “una hipótesis muy remota”.
Como acordaron las autoridades de Brasil y Francia a cargo de la búsqueda, los primeros que supieron de las pocas o nulas esperanzas que restan fueron las personas más cercanas a las víctimas. Se ha informado a los familiares de las víctimas de que no todos van a recibir los cadáveres de las personas que estaban en el avión, declaró Cardoso.
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