A la cabeza de esta corriente aparece el líder verde Daniel Cohn-Bendit, muy reforzado en las elecciones europeas en Francia, que busca apoyos para frustrar las aspiraciones de Barroso.
El ex primer ministro portugués cuenta con el respaldo de la mayor parte de los ejecutivos europeos -varios socialistas incluidos-, del grupo conservador en el Parlamento Europeo -el mayor del hemiciclo- y, a priori, de algunos diputados de centroizquierda que podrían alinearse con sus gobiernos, caso de los españoles, portugueses o británicos.
Tras el triunfo del centroderecha en las elecciones europeas, fuentes conservadoras del PE ven fácil el camino para la reelección de Barroso.
Sin embargo, la izquierda de la Eurocámara ha comenzado a movilizarse en su contra, después de meses de ataques contra sus políticas liberales.
La opción oficial del grupo Socialista -el segundo del hemiciclo- es ahora no apoyar la reelección.
"Barroso representa una forma de hacer política contra la cual hemos hecho nuestra campaña electoral", dijo ayer su líder en el PE, el alemán Martin Schulz, que fue claro: "No puedo recomendar a mi grupo que lo reelijan para un segundo mandato".
Lo que Schulz no dijo claramente es si pide el voto en contra o la abstención, algo muy relevante, pues Barroso debe ser aprobado por "la mayoría de los votos emitidos" en la Eurocámara.
Por el momento, a expensas de la postura socialista, el frente "anti-Barroso" se quedaría muy lejos de la mayoría, pues contaría sólo con los 53 diputados verdes y los 32 de la Izquierda Unitaria Europea más los euroescépticos y una parte de los liberales de un total de 736 escaños.
Los centristas franceses de François Bayrou ya se han sumado al llamamiento de Cohn-Bendit y defienden que liberales, socialistas y verdes propongan una alternativa a Barroso.
Hablan además abiertamente de un nombre: el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt.
El político liberal -uno de los grandes defensores del federalismo europeo- era la primera opción para presidir la CE hace cinco años, pero su nombramiento fue vetado por el gobierno británico, lo que abrió las puertas a Barroso.
El nombre de Verhofstadt, que ha sido elegido eurodiputado en las últimas elecciones, circula cada vez más como hipotética alternativa, pero no hay ninguna información oficial sobre sus intenciones.
Por el momento, Barroso sigue por tanto siendo el único aspirante y su reelección debería, en principio, ser acordada por los Estados miembros en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra la próxima semana en Bruselas.
Al político portugués le quedaría posteriormente la otra reválida, con su votación en el Parlamento Europeo en julio, donde tiene muchas papeletas para ser apoyado después del gran éxito electoral de los conservadores.
El carácter secreto del voto, algo inusual en el PE, dificulta sin embargo cualquier previsión.
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