Según la agencia Irna, los tres sospechosos fueron ahorcados en las cercanías de la mezquita atacada, apenas 48 horas después de la explosión, tras supuestamente ser juzgados y confesar su crimen.
“Han sido condenados por el delito de mohareb (enemigos de Dios), corrupción terrenal y actuar contra la seguridad del Estado”, explicó el Hoyatolislam Ibrahim Hamidi, a quien cita Irna.
El atentado, el mas sangriento cometido en Irán en los últimos quince años ocurrió el jueves por la tarde en la mezquita de Amir al Mohimi, repleta a aquella hora de fieles congregados para la oración del ocaso.
El viernes, el imán de la oración del día de descanso musulmán en la mezquita de la Universidad de Teherán, principal tribuna política del país, el ayatolá Ahmad Jatamí, acusó a Estados Unidos y a “potencias arrogantes” de ser la mano que estaba detrás del ataque.
Su denuncia apuntaba directamente al grupo radical suní Yundulá (Ejército de Dios), que actúa en la conflictiva región fronteriza con Afganistán de Sistán-Baluchistán, y que según Irán ha recibido financiación de Washington y Londres.
Su líder, Abdel Rauf Rigi, aseguró a la televisión saudí Al Arabiya que un suicida de su grupo perpetró el atentado en la mezquita, porque se celebraba un encuentro secreto del Cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria.
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