España

Bonet y Rosell: una Cataluña independiente quedaría fuera del euro

Piden un debate racional con datos, no argumentos emocionales "obviando aspectos sensibles como el respeto a la Constitución"

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El presidente de la Cámara de España, Josep Lluís Bonet, y el de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Joan Rosell, han avisado este lunes de que una Cataluña independiente quedaría fuera del euro, así que "tendría serios problemas para financiarse" y sus exportaciones se verían perjudicadas.

   En un artículo titulado 'Nunca es tarde para el diálogo', publicado por 'La Vanguardia' y recogido por Europa Press, alertan de que la secesión "tendría consecuencias en la actividad económica de Cataluña", y les preocupa cómo las decisiones políticas repercutirán en el estado del bienestar de los catalanes.

   Avisan de que, con un Estado propio, Cataluña no estaría en el euro y le costaría financiarse, porque no podría recurrir al BCE o al Mecanismo Europeo de Estabilidad, y sus emisiones de deuda se verían muy penalizadas, además de constatar que "la Europa de los Estados no está pensada para que sus miembros se fragmenten".

   Añaden que la exportación catalana quedaría perjudicada: se encarecería y perdería competitividad; los productos catalanes a vender en Europa quedarían gravados por la tarifa para Estados no comunitarios, y los productos a vender a terceros países no se beneficiarían de las cláusulas preferenciales suscritas por la UE.

   También auguran inseguridad jurídica y financiera, y las inversiones en Cataluña "podrían retraerse", con deslocalizaciones, ya que las multinacionales --que dan trabajo al 10% de empleados-- buscarían lugares más estables para sus filiales.

   Todo esto se traduciría "en una menor actividad económica y, por tanto, menos empleo y unas peores condiciones de vida", afectando sobre todo a la pyme, al pequeño comercio y al autónomo, al reducirse la capacidad de consumo de la gente. "Podríamos volver a situaciones como las vividas por la crisis de los últimos años", avisan.

PIDEN NO AÑADIR INCERTIDUMBRES

   Tras constatar que la economía española ya se recupera y puede crecer en los próximos años, piden centrarse en recuperar la actividad económica y crear empleo, y no "añadir incertidumbres a un entorno internacional que está lejos de estabilizarse".

   Explican que las 220.000 empresas que suman más de dos millones de trabajadores y los más de 500.000 autónomos en Cataluña están "fuertemente interconectados con los del resto de España en sus relaciones comerciales diarias".

   Tras remarcar que muchos se sienten catalanes, españoles y europeos y que no quieren renunciar a nada de eso, piden un "debate racional con datos objetivos" sobre el independentismo, y lamentan que éste "se sustituye a menudo por argumentos emocionales que privan al ciudadano de la información necesaria para tomar sus decisiones" y además "obviando aspectos tan sensibles como el respeto a la Constitución, el Estatuto y a las leyes, todas mejorables".

ESTAR EN ESPAÑA LE DOTA DE INSTRUMENTOS QUE NO TENDRÍA

   Los representantes empresariales sostienen que, en la última crisis económica ha quedado claro que formar parte de una estructura como la UE y la zona euro "proporciona mecanismos de defensa y solidaridad para hacer frente a los problemas, aun a costa de la pérdida de soberanía nacional" y que, extrapolando la situación a Cataluña, "la pertenencia al Estado español le dota de instrumentos de los que carecería fuera de él". "El futuro en mayúsculas es Europa y estamos ya a mitad de camino. No podemos, ni debemos, volver atrás", remachan.

   Por todo ello, reclaman a los responsables políticos dialogar sobre Cataluña "para mejorar el encaje" en España y "que se reconozca plenamente la importancia de su aportación al resto del España y su peso institucional", añaden

   Defienden que la política es "el arte del pacto y no un instrumento de enfrentamiento", por lo que llaman a un consenso para evitar la independencia, teniendo en cuenta los perjuicios que comportaría.

   Rosell y Bonet creen que los políticos tienen capacidad y preparación suficiente para hacer "las reformas necesarias, y que las posiciones partidistas cesarán ante intereses de mayor envergadura".

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