Al encontrar tales señales de ensañamiento barajan que podría tratarse de un crimen pasional, aunque no obstante “no se descarta ninguna hipótesis”, según las fuentes. La Policía Nacional no confirma estas informaciones y recuerda que el juez que investiga el caso ha decretado el secreto de sumario.
El fallecido fue encontrado en su vivienda por unos amigos que alertaron a la Policía, que sigue investigando el caso. Durante toda la semanavarios agentes han hecho indagaciones entre vecinos y comerciantes de la zona. Al menos nueve personas han prestado ya declaración. Algunos vecinos de la calle relataron a este periódico que en la noche en la que ocurrieron los hechos no escucharon ni observaron nada extraño. Precisamente el domingo el establecimiento estaba cerrado, ya que era, junto a los lunes, la jornada de descanso.
Manolo Flores recibió sepultura en el cementerio de su pueblo natal, Isla Cristina, el pasado martes. El fallecido vivía solo en la que era su vivienda desde hace tan sólo unos meses. Antes el local había sido un bar de copas de ambiente flamenco. La hamburguesería sólo abría a partir de las diez de la noche.
La noticia ha creado un cierto revuelo en el barrio de la Alameda, donde Manolo era bastante conocido, sobre todo desde que abrió su negocio.
Los años más negros de esta calle
Ayer algunos de los vecinos más antiguos recordaban que el mismo inmueble albergó la whiskería La Vaquita, que en 1973 fue incendiada por un cliente que fue rechazado por una de las chicas de la barra. En el incendio murieron cinco mujeres y un hombre.
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