En román paladino

Se mueve

Se ha abierto un camino de normalización que la mayoría de los catalanes acogerá con alivio

Publicado: 09/07/2018 ·
21:12
· Actualizado: 09/07/2018 · 21:12
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Aunque los discursos oficiales evolucionan muy poco, la realidad sí está cambiando en Cataluña. A la misma hora que ponía sus pies en la pequeña escalinata de la residencia del presidente español,  Pedro Sánchez, en la Moncloa,  el presidente de la Generalitat catalana, Quin Torra, tenía en cuenta lo que había leído en El Periódico de Catalunya, una encuesta que seguramente le habrá inquietado.

El sondeo-muy limitado- consta  de 525 entrevistas efectuadas por la empresa GESOP,  que burla los controles de la legislación española en los últimos cinco días de la campaña y publica sus sondeos en El Periódico de Andorra, como si fueran precios de mercado de fruta y agua. Son los famosa frutas de berenjenas, fresas,  naranjas y agua para referirse a Podemos, PSOE, Ciudadanos y PP que esos días  decisivos causan estragos de interés entre el común de los mortales, ya que los estados mayores de los partidos sí tienen sus propias aproximaciones demoscópicas.

La encuesta es reveladora de un cambio de tendencia en la sociedad catalana. A la pregunta sobre qué debe hacer Cataluña si buscar la independencia o mejorar su  autogobierno. El 62%  escoge negociar la implementación de su gobierno por el 21,5 %  que opta por la república. El 16,5 no contesta. Los votantes de todos los partidos, salvo la CUP y Junts per Catalunya, optan por la vía negociadora. Este cambio de tendencia choca con las posiciones de Rivera de Ciudadanos y de Casado del PP, cada vez más próximos en sus perfiles políticos. Ahí hay disputa de fondo por los mismos votos.

A pesar de los esfuerzos de los nacionalistas, el prestigio exterior de España ha sufrido mínimamente un desgaste, como ha señalado Carmen González en un estudio sobre La Imagen de España y el Procés catalán. Apenas un desgaste del 0,2%, es decir, técnicamente nada. El resumen podía decirse que es que la alharaca provocada por los independentistas no ha pasado de eso, gesticulación y aspavientos con poco fruto.

El encuentro de ayer ha sido inusualmente largo. Casi tres horas. Por encima de declaraciones más o menos complacientes se ha abierto un camino –difícil y complicado-  de normalización que  la mayoría de los catalanes acogerá con alivio y el resto de los españoles con mitad de escepticismo y mitad de esperanza. Una crisis política que requiere una solución política, dice el presidente.

 

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