Castilla y León, Extremadura, Principado de Asturias, Castilla–La Mancha, Galicia, Aragón y Cantabria han perdido población. Andalucía no, aunque su crecimiento poblacional se ha estabilizado; ha aumentado durante el año pasado escasamente en menos de mil personas. Madrid, Cataluña, Valencia, Canarias y Baleares son las que más habitantes ganan. Hay pues en España una parte que va de Aragón a Extremadura y con el otro extremo en Galicia -con la excepción de la isla madrileña- que tiende a una despoblación progresiva. La costa mediterránea de Gerona a Murcia sin embargo crece paulatinamente; igual que las islas tanto las Baleares como las Canarias.
El otro dato comprobado es que hay menos nacimientos que defunciones. El envejecimiento de la población aumenta. La población juvenil e infantil decae. Los hijos se tienen con 30 años en lugar de con 25, como hace 40 años. El precio de la vivienda y la inestabilidad laboral hacen imposible la aventura de tener más de un hijo para la mayoría de las parejas. En ninguna región española se alcanza la media de dos hijos por pareja en estos momentos.
El relevo generacional no está garantizado por los españoles de nacimiento. ¿Cuál es lo siguiente fenómeno? Pues que la población extranjera - los inmigrantes nacionalizados y no nacionalizados - están cubriendo ese hueco. Por ello la paradoja es que los extranjeros son los que hacen aumentar la población española. 532.482 personas procedentes del extranjero establecieron su residencia en España, mientras que 367.878 abandonaron España con destino al extranjero. Como el saldo vegetativo es deficitario –menos nacimientos que defunciones- la entrada del exterior es superior a la salida y hace que la subida poblacional haya sido de 132.263 personas. Así se ha llegado a 46.659.302 habitantes a 1 de enero de 2018.
Aquí llegamos al debate sobre la inmigración. Los españoles han marchado a Reino Unido, Francia, Estados Unidos de América, Alemania y Ecuador. Y a España han llegado principalmente de Marruecos, Colombia y Venezuela. La Comunidad de Madrid y Cataluña concentran la nueva población inmigrante.
Un último apunte. La presión africana se va a incrementar porque está llamada a ser la mayor reserva poblacional del mundo, azotada además por el cambio climático y la emigración femenina y juvenil. Es decir, el fenómeno que estamos viendo cada día en las costas andaluzas no va a cesar. Va a convivir con nosotros durante años. Mejor prepararse que lamentarse.
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