Educar para el futuro

Subsidiar a la cultura no tiene porqué ser a fondo perdido

El dinero público es de todos (no de nadie) y es bueno para la sociedad ayudar a una industria si a cambio esta pone los medios para ser rentable económicamente

Publicado: 14/02/2020 ·
10:40
· Actualizado: 14/02/2020 · 10:40
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Hay partidarios de que el Estado ayude al cine español que no están de acuerdo en la forma en cómo se hace. No entraré en los detalles, solo plantearé una cuestión que quizás resuma el asunto: ¿Por qué las administraciones públicas no bareman la concesión de subvenciones al cine de la misma forma en la que lo hacen con las que conceden a otras actividades empresariales? Muchos dirán que esa pregunta es pura demagogia, porque el cine es cultura y todo lo relacionado con la cultura posee otra importancia.

Pero es que el cine también es una industria que tiene intereses económicos y da trabajo a bastante gente, puede que de ellas algunas malvivan como tantos otros ciudadanos españoles, pero muchas otras parecen gozar de una posición acomodada, aunque casi siempre se quejen (que sus motivos tendrán).

Si el cine es una actividad básicamente cultural sin carácter empresarial, el Estado debería tratarlo como a otras actividades que posean un componente cultural, como la investigación por ejemplo.

Así pues replantearé la cuestión inicial: ¿Por qué la concesión de subvenciones públicas al cine no se bareman como las que se conceden a la investigación? Vaya por delante que considero al cine una actividad cultural demandada por la sociedad y que estoy de acuerdo con que el Estado deberá poner los medios necesarios para que los ciudadanos puedan gozar de actividades culturales (sean negocio o no) que contribuyan a su entretenimiento y fomenten la formación.

Además el cine merece ser apoyado por el Estado porque muchas de las historias que cuenta se enmarcan en el contexto de la sociedad que lo produce, abordan sus problemas y transmite su cultura y valores.

Aunque algunas películas españolas tienen gran éxito, es notorio que el cine español no es el preferido del público, que simplemente no paga por ver en las salas la mayoría de sus películas.

Mientras dicen que si no se subvencionara el cine español actual desaparecería por su escasa rentabilidad económica, olvidando que hace unas décadas sí se llenaba las salas.

Y aunque los tiempos cambian y las películas también deben hacerlo, lo cierto es que por mucho que las subvencionen mientras la mayoría de ellas sigan siendo como son, seguirán sin gustar.

La industria del cine no puede basarse en ayudas que le dan (o le niegan) los políticos a cambio del apoyo incondicional de unos cineastas que alinean casi toda su producción en un marco sociopolítico concreto que se suele alejar de los gustos e intereses de gran parte del  público.

El dinero público es de todos (no de nadie) y es bueno para la sociedad ayudar a una industria si a cambio esta pone los medios para ser rentable económicamente. No debería bastar con que quienes se benefician de la ayuda  muestren servilismo político. Que no somos tontos.

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