Alejandro Merello
Dicen que la historia es un proceso cíclico que los humanos estamos condenados a repetir, ya saben: eso del péndulo, ¿recuerdan? Les propongo un ejercicio básico de memoria: ¿en cuántas ocasiones han estado de moda los pantalones de campana desde que tienen uso de razón? Si su edad se asemeja a la mía, ya les digo que la respuesta es dos.
Lo mismo pasa en política, aunque eso se asemeje más al Día de la Marmota. Algunos abogan por el olvido como remedio casero para no caer en la repetición del error, ya que así, olvidado el modelo no hay comparación posible. Otros, por mantener presente el pasado. Otros, sin embargo, simplemente se dejan llevar y si hemos de repetir, repitamos. En estos días, Pedro Sánchez sigue haciendo como si pescara, pero ni tiene anzuelo ni mucho menos carnaza.
Eso sí, se sigue rodeando de aduladores que lo vitorean cual caudillo en entrada triunfal, pero este sin buceador que le procure las piezas. No me gusta ser pájaro de mal agüero, pero estas aguas revueltas ni tan siquiera favorecen a los pescadores. La falta de gobierno -eso lo saben bien los hombres de mar- es sinónimo de catástrofe.
Mientras estos deshojan la margarita, los índices de despidos crecen, los augurios económicos se tornan grises y en el ambiente se vuelven a pronunciar las palabras que nos descubrieron el significado de eufemismo… ¿o es que no recuerdan aquello de “aceleración negativa”? Queda claro que estos representantes que hoy nos representan tiene motivaciones distintas a las que nos movió a votarles.
Creo que en la reciente historia de España, sólo la victoria insultante por fecha -20 de noviembre- alcanzada por Rajoy, representaba un deseo casi unísono que clamaba por abandonar la etapa post Zapatero. Y la abandonamos, sí, ¿pero a qué precio? “Otros vendrán que bueno te harán” se estará repitiendo Rajoy una y otra vez al ver que sus presupuestos siguen vigentes bajo el mandato del Caudillo Sánchez, obligado a comandar bajo la figura del “decretazo”.
Por cierto, hablando de comandar, ¿cuánto queda para que se cumplan los cien días de nuestro gobierno municipal? No se crean, que me está costando bastante mantener mi promesa de no hablar de política local hasta cumplido este plazo. Pero es lo que tiene mantener la palabra dada…
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