Plaza de Toros de Sanlúcar de Barrameda. Con un cuarto de plaza se han lidiado seis toros de Domínguez Camacho (procedencia pura Marqués de Domecq), de discreta presentación y juego. Para Antonio José Blanco (Burdeos y azabache): saludos y oreja; Caro Gil (Rosa y oro): vuelta y oreja; y Fran Gómez, que tomaba la alternativa (Marino y oro): saludos y silencio. Se desmonteró tras parear al cuarto David Álvarez.
Datos para la historia: la ceremonia de alternativa se llevó a cabo a las 18,17 horas, el toro llevaba por nombre “Virtual” y estaba herrado con el nº 29, negro zaino y con un peso “en tablilla” de 472 kg. La cuadrilla del nuevo Doctor en Tauromaquia estaba compuesta por Juan Orihuela y Santi “Trebujena” a caballo; Alejandro Escobar, “Chamaqui” y José Ángel Del Saz como banderilleros; y Antonio Foncubierta “Toni” y Paco Nomdedéu como Mozo de Espadas y Ayuda respectivamente.
Al toro de su alternativa lo recibió Fran Gómez por verónicas rematadas con media. El brindis, sin duda alguna el más importante de su vida, lo recibió su padre que ocupaba una localidad del Tendido 3. Comenzó su faena por bajo sacándose al toro hacia los medios rematando la serie con una trincherilla y un pase de pecho. Faena interesante del nuevo matador ante un toro de justas fuerzas. Cabe destacar una buena serie con la mano izquierda y las manoletinas que cerraron la faena. Tras una estocada necesitó del uso del descabello.
Al sexto de la tarde también lo lanceó bien con el capote intercalando verónicas y chicuelinas. Este ejemplar lo brindó a los maestros Antonio Pérez y Antonio Lozano (directores de las Escuelas de San Fernando y Jerez, donde comenzaron sus inicios como torero), al brindis también fue invitado Jesús Arroyo, banderillero de toros actualmente en “descanso” y amigo del diestro. Faena importante ante un toro complicado y de corto recorrido que comenzó en los medios con un pase cambiado por la espalda. Cabe destacar el bonito fandango que le dedicó desde el público el cantaor “Caracolillo de Cádiz”. No estuvo hábil a la hora de matar y perdió las orejas.
Antonio José Blanco volvía a su plaza después de la triunfal encerrona del pasado 2 de julio. El sanluqueño salió muy dispuesto en su primer toro pero toda su buena intención se fue diluyendo ante un astado de poca fortaleza con el que tuvo que realizar una faena a medio gas ya que el animal no aguantaba si se “metía con él”. No obstante dibujó naturales de buen trazo. Necesitó de un descabello tras una estocada para finiquitarlo.
Su segundo oponente tampoco le sirvió para demostrar el toreo que lleva dentro. El diestro comenzó su faena de muleta de rodillas en el tercio. Poco a poco la buena intención del sanluqueño se fue al traste ante un animal que no rebosaba en las embestidas y que estaba deseando refugiarse en tablas. Tras una estocada cortó la primera oreja de la tarde.
Si el maestro Rafael De Paula sentenció en su día con la frase “el Espíritu Santo no sale en los vídeos”, refiriéndose a que lo que se vive en “caliente” en una plaza de toros no se puede comparar con la “frialdad” de las imágenes, imagínense cómo puedo hacer que el “Espíritu Santo se refleje en una crónica taurina”. Lo realizado esta tarde por el maestro Caro Gil es algo que se escapa de mi capacidad como cronista taurino. Eso sí, debo decir que el que no lo ha visto in situ se ha perdido el toreo en estado puro, realizado por un diestro que hubiese sido “musa de inspiración” para artistas de la talla de Picasso o Dalí.
Caro Gil es un torero de “genialidades”, nadie sabe cómo va a comenzar ni terminar una serie de muletazos ya que es inspiración pura y dura. Figúrense cómo puedo explicar que en su primer toro él mismo se replicó en el tercio de quites realizando hasta un total de tres, el primero por “lopecinas”, el segundo por “chicuelinas” enlazadas con “tafalleras”, y el tercero por “gaoneras”, todo ello ante el delirio del público. Tras este “´éxtasis capotero” cogió la pañosa y realizó una faena pletórica de arte y personalidad, quizás un poco “arrebujada” pero “dando de comer al hambriento y de beber al sediento”, como dicen las Sagradas Escrituras, ya que sin duda alguna los espectadores nos “empachamos y emborrachamos” de arte. Una lástima que el mal uso del descabello tras una estocada que no dio con el toro a tierra, le privara de un rotundo triunfo.
En el sexto de la tarde de nuevo se entregó en cuerpo y alma deleitando al respetable con una faena de hondura, haciendo un monumento al toreo al natural. Con la derecha también dibujó obras de arte, realizadas con trazos de uno en uno. Sin duda alguna faena de rabo si no hubiera fallado con los aceros. Hoy todos los que hemos visto a Caro Gil en Sanlúcar hemos salido toreando de la plaza y deseando volver a ver a este “bohemio del toreo” que se entrega en cuerpo y alma cuando las musas le hablan al oído.
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