Un total de 3,5 millones de euros, es la cuantía total que le adeuda la Junta de Andalucía a la organización Afanas. Así lo ha destacado el gerente de la institución, Jesús Santiago, que ha apuntado que los retrasos se vienen produciendo desde el mes de noviembre del pasado año 2012. Concretamente, la cuantía que más demora está sufriendo es la perteneciente a la de la Consejería de Bienestar Social. “Aquí dependemos de dos partidas, la de la Ley de la Dependencia y la de la Consejería de Justicia, y la de Dependencia es la que se está demorando un poco”, explica Santiago.
Sin embargo, y peses a los retrasos producidos por la administración autonómica, la organización está al día en sus cuentas. “Nuestro principal gasto viene de los 800 trabajadores que hay aquí en El Puerto y en los centros de trabajo repartidos por la Bahía, pero parece que hoy por hoy los bancos nos tienen en estima y conseguimos la refinanciación de nuestras facturas”, puntualiza el gerente de Afanas.
Cabe recordar que esta entidad atiende, en toda la Bahía de Cádiz, a unas 1.000 personas con discapacidad intelectual a través de sus centros de trabajo de carácter educacional u ocupacional, así como sus residencias y centros de día.
En este sentido, uno de los puntos que ha destacado Jesús Santiago ha sido el hecho de que, con la llegada de la crisis, el número de personas que acudían a Afanas han descendido considerablemente. “Con la entrada en vigor de la Ley de la Dependencia, se abrió la posibilidad a las familias de que podían recurrir o bien a este servicio, que es lo que nosotros ofrecemos, o bien el dinero; y nos hemos dado cuenta de que de un tiempo para acá la población opta por el dinero y porque el chaval esté en casa”, apunta Santiago. Una práctica con la que la organización no está de acuerdo, “ya que nos tememos que muchos se quedan en casa, delante del televisor, y sin ningún tipo de ocupación”.
Relativo a esto, cabe señalar que desde la entidad se ofrecen distintas posibilidades a los usuarios, en función de su discapacidad y sus posibilidades. “Aquí tenemos unos técnicos que valoran la situación de las personas que vienen y en función de eso, pueden trabajar en la imprenta, en la lavandería, así como en un servicio que disponemos de restauración, o bien en la cocina o atendiendo al público”.
En lo que se refiere a la labor que realizan, una de las monitoras que supervisa los trabajos ha resaltado la gran capacidad y la dedicación de este colectivo. “Tengo establecido una especie de control de calidad y ya cualquier mínima cosa que ven, la detectan para que no vaya al cliente”.
Asimismo, apunta que son muy puntuales y responsables con sus horarios. “Hay veces que estamos dando un paseo y me empiezan a decir que a ver si nos vamos ya, porque hay que cumplir unos plazos, lo cierto es que son muy trabajadores”, comenta.
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