El ojo de la aguja

Pájaros del agua

Sabido es que entrado el periodo estival se cumplen los ciclos del crecimiento de multitud de avecillas y pajarillos...

Publicado: 04/06/2019 ·
13:25
· Actualizado: 04/06/2019 · 13:25
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Autor

Juan Bautista Mojarro

Mojarro es un veterano articulista onubense, escritor y poeta. Ha trabajado y colaborado con casi todos los diarios onubenses

El ojo de la aguja

Un viaje por el pasado de Huelva, sus barrios, sus personajes ilustres y anécdotas, además de sus reflexiones sobre el devenir de la sociedad

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Sabido es que entrado el periodo estival se cumplen los ciclos del crecimiento de multitud de avecillas y pajarillos en las ciudades y poblaciones comarcales. Observamos con más frecuencia este fenómeno con la presencia volátil de los primeros gorrioncillos en los albores de todas las primaveras, como caen de los tejados y de los nidos por aventureros,  y ellos, con su insistente piar, son recogidos por las madres de inmediato gorrioncillos comúnmente conocidos en Huelva por volandones, porque apenas pueden levantar sus vuelos. Uno siempre por esta época del año ha conocido a muchos aficionados a los pájaros cantores, a la caza de ellos, hoy en la actualidad prohibida, dada cada vez más la extinción de estas especies. Como pueden ser los jilgueros, chamarines, verderones, pinzotes, lúganos, pardillos etc. Aficionados que salen a capturarlos en hasta ahora prohibida época del paso, tras las primeras agua de todos los otoños. Sin embargo, es durante los meses del estío, cuando siempre notamos la presencia de los cazadores  furtivos, de pájaros del agua, utilizando cepos o redes, o la misma liria, junto a bebederos acondicionados  en los que durante un tiempo prudencial, los pajarillos se acostumbraban a ese tipo de bebederos hasta que estos aficionados a la caza furtivos-afortunadamente cada vez son menos- ponen en prácticas este tipo de capturas. Las crías de estas avecillas, la mayoría con sus picos ciernecillos, y que aún no estaban hechas para la comida, tenían que ser ayudadas por sus padres para seguir creciendo, y no con el alpiste, a los que unos una vez capturados, se acostumbran, y otros, mueren por no poder comerlos.    Los pájaros del agua suelen ser esas aves que, luego, una vez desarrolladas, pueblan nuestros bosques, de eucaliptos y pinares, y que nos alegran con sus vuelos y la presencia de sus cantos.    Para este próximo verano, según fuentes informadas, quizás se pueda permitir la captura de algunos pajarillos cantores del agua. La verdad esto yo lo entiendo más un rumor para que se extienda que otra cosa. Y que conste que uno no tiene nada en contra contra este tipo de cacería.   De cualquier manera soy de los que consideran que a los pájaros del agua en su época más delicada  y dulce de su existencia, como en el ser humano puede ser la infancia, y como mejor testimonio de nuestro respeto y celo a favor de la naturaleza, no se debe tratar de coger, porque el pajarillo, a pesar de su poder de altura, debido a sus vuelos, es y se convierte en el animal más frágil e indefenso del mundo. 

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