El manicomio está que arde con eso de que el Cádiz parece que va a subir a Primera División. Y digo parece, porque esto parece el cuento de nunca acabar. Los locos se han vuelto más locos y no se suben por las paredes, porque lo de subir es cosa de los demás.
Resulta que el sábado solamente tenía que empatar y la empató de verdad. Pero es que además el mismo sábado se tiró toda la gente a la calle, según pudimos ver en televisión, a celebrar no se sabe muy bien el qué. A eso se le llama adelantarse a los acontecimientos, porque el Cádiz, fiel a su identidad sufridora, no ganó y dejó a los aficionados pensando otra vez en cosas feas y raras. Me he tirado el domingo dándole vueltas a una cosa: que hasta el rabo todo es toro. Eso mismo me ha pasado a mí en el manicomio. Me decían que ya estaba curado, que estaba curado, y que me iban a soltar de un momento a otro. Ya tenía yo hecha la maleta con mi ropita bien doblada preparado para volar, y de pronto llegó el director y me preguntó que por qué había tirado el colchón por la ventana. Y por culpa de esa tontería, aquí estoy otra vez encerrado, cuando ya me veía fuera. Lo mismo le ha pasado al Cádiz, que ha tirado de golpe y porrazo por la ventana el colchón de puntos que tenía acumulado durante toda la Liga.
Hoy es lunes y esperemos que la cosa no vaya a peor y lo encierren otra vez en la Segunda División, que ya se sabe que es el segundo plato del menú. Ya he visto que toda la provincia se está volcando con el equipo de la capital y que había más gente de Paterna que de Puertatierra. Eso es bonito, porque ¿de qué nos serviría tener en la Provincia treinta equipos en Primera División?
La parte negativa estuvo en que, sabiendo cómo están las cosas del bicho, el personal se amontonó alrededor del estadio Carranza, y dio un ejemplo negativo para toda España. Después dicen que estoy loco y mira lo bien que te razono. Encima se hizo el ridículo más espantoso. Hasta parecía que lo que se celebraba era la derrota, porque eso va en la masa de la sangre de los gaditanos: sufrir hasta el último instante, pero con alegría desbordante.
Menos mal que me ha llamado el director y me ha dicho muchas cosas: que lo último que se pierde es la esperanza y que el Cádiz lo tiene fácil, que el Zaragoza va a perder de ahora en adelante, que el Girona no va a hacer nada, que el Almería está descolgado y que el Huesca no sabe lo que va a hacer. Que, aunque el Cádiz ya no gane más, que es lo más seguro, los demás son más malos todavía. Que, si el Huesca empata y el Zaragoza falla dos penaltis, la cosa se pone fea para el Almería. Eso sí, que, cuando jueguen el Zaragoza y el Huesca entre ellos, deben perder los dos. Todo esto contando con un buen empujoncito que le podría dar la Virgen del Carmen, aprovechando que ahora es su santo. Que, si gana el Cádiz, y sobre todo, si el tranvía llega a circular, entonces ya estamos en Primera.
Así es probable que el Cádiz se venga arriba y entonces pueda ya el Quichi vaciar las fuentes otra vez, que por cierto ha vuelto a llenar hasta arriba, visto el panorama que se ha visto.
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